martes, 4 de enero de 2011

A Harry Haller

I. Cómo se mata por amor
19/10/10
"Ya estaba cumplido su deseo. Sin haber llegado a ser enteramente mía, había yo matado a mi amada. Había ejecutado lo inconcebible, y luego me arrodillé y estuve mirando con los ojos fijos, sin saber lo que aquel hecho significaba. Yo no sabía nada, no estaba en condiciones de reflexionar.
¿Es que yo había apagado el sol? ¿Había matado acaso el venero de toda vida? ¿Irrumpía el frío de muerte del espacio universal?"...................................................................................................................
"Toda la vida es así, y así tenemos que dejar que sea, y si no somos asnos, nos reímos, además. Es preferible que aprenda usted antes a escuchar. ¡Aprenda a tomar en serio lo que es digno de tomar en serio, y ríase usted de lo demás! ¿O es que usted lo mismo ha hecho acaso lo mejor, más noblemente, más inteligentemente, con más gusto?
Usted ha hecho de su vida una horrorosa historia clínica, de su talento una desgracia. Y a lo que veo, no ha sabido emplear una muchacha tan linda más que para clavarle un puñal y destrozarla.
-¿Justo? Yo soy una bestia necia y malvada, enferma y echada a perder; en esto tiene usted mil veces razón. Por lo que atañe a esta muchacha, ella misma lo ha querido así; yo sólo he cumplido su deseo.
Cuando en una ocasión ella me había hablado del tiempo y la eternidad, entonces había estado yo dispuesto a considerar sus pensamientos como reflejos de los míos propios. Pero la idea de dejarse matar por mí era el capricho y deseo más íntimo de Armanda y no estaba influído por mí, me había parecido indudable."
- A esta figura, desgraciadamente, no has sabido manejarla, creí que habías aprendido mejor el juego.
Sabía que estaban en su bolsillo todas las cien mil figuras del juego de la vida: aniquilado, barruntaba su significación, tenía el propósito de empezar otra vez el juego, de gustar sus tormentos otra vez, de estremecerse de nuevo y recorrer una y muchas veces el infierno de su interior.
Alguna vez llegaría a saber jugar mejor, alguna vez aprendería a reír."
Hermann Hesse, El lobo estepario

II. Corre
29/10/10
Cobarde es aquel esclavo consentido de sus miedos.
Para seguir inmóvil, en un rincón seguro donde el mundo no sea una amenaza, donde exista la ilusión de controlarlo.
Y el cobarde busca una piel en la que escudarse, para no ver en su propio reflejo que puede, puede andar y no quiere.
Yo, buscando un ave, me encontré un lobo solitario, un vagabundo de amores platónicos.
En su tablero de ajedrez me hizo la reina blanca, y cuanto más me acercaba él a las piezas negras de su alma, más miedo tenía de perderlas, de quitarse la piel de lobo.
Así que adelantó el caballo nego y tiró la pieza de la reina del tablero, desarmando al resto de piezas blancas.
Recogió la pieza, lloró sobre ella y la guardó en cofre bajo llave. Las negras ganan.
Ambos sabemos lo que es ser asesinos de nosotros mismos, sacrificar las piezas que más amamos por sobrevivir a la jugada.
También sé que cuesta pensar que la vida sigue para quien se aleja de nuestros días; y yo, ahora, lejos del lobo, recuerdo que no todas las aves saben volar, al igual no todos sabemos bailar con las circunstancias hasta el momento exacto.
Y yo, en mi tablero, sigo teniendo un rey blanco, inalcanzable en su trono, que está a punto de volar.
Por eso, mi lobo cobarde, corre cuanto quieras, eres un servil esclavo de tu voluntad.
Ve corriendo a los brazos de tu miedo, no me importa, te estoy cambiando por dentro la cerradura de este cofre con puerta de atrás.

III. Por buscar pájaros y encontrar perros
31/10/10
Sigo almacenando soledades,
monotonías del frío de octubre en la piel.
Sigo incrustando recuerdos
en las paredes del almacén de identidades.
Recuerdo haber bailado y
recuerdo haber besado,
pero ya sólo queda
el eco difuso de nuestra risa.
Por buscar pájaros y encontrar perros
se ha desprendido de nuevo
la onda del magnetismo de miradas y piel.
Sólo no puedo entender
que el protagonista de esos recuerdos
sea el hombre derrotado
que ahora no me quiere mirar.
Sólo es que todo es como antes
como siempre
como si nada hubiera pasado,
y el hastío es el de hace un año
y en medio, intuiciones de presentes remotos.
Sólo eso.

IV. Agnosia
7/11/10
Tengo una sensación tan extraña como familiar.
De haber tenido un sueño de días y semanas, del que despierto primero con indiferencia, después con rencor, y finalmente, con una gran apatía.
Tengo la sensación de que al chico de la guitarra y las botas no lo reconozco. Que soñé el presente a su lado, soñé paseos, soñé besos, sueños, y abrazos. Pero ahora, veo a otro con su cara, su pelo y su voz, con otra mirada, una mirada indiferente y esquiva. No, no es él quien se fundía con mis ojos.
Tengo la sensación de que ya he soñado tan vívidamente otras veces, con otras vidas, todas reflejos distorsionados de armonía, calmas temblorosas del tiempo, tiempo que se queda en fotogramas encerrados en esta cabeza que sólo sabe revolver en sus suburbios.
Tengo la misma sensación de haberme emborrachado de vida y recobrar la consciencia de nuevo con ese vacío vertiginoso, ese oxígeno glacial tocándome la piel.
Esa sensación de que ir sola por la calle es una batalla entre mi minúscula existencia y el resto del universo.
La sensación de que no debería estar esperando nada ni a nadie, la sensación de la pérdida de tiempo y del hastío de la rutina, de que nada es relevante y todo exactamente igual, que ya nada puede sorprenderme porque tengo la sensabilidad anestesiada a base de golpes con el suelo tras los saltos desde las nubes.
Tengo claro ya que ningún sentimiento es sólido si no pasa la prueba de la continuidad; si no, se evapora como esas nubes desde las que tirarse, sino se forja una plataforma desde la que echar a volar en vez de tirarse de cabeza al suelo.
Demasiado arriesgado es empezar a fusionarse con otra alma cuando no se ha explorado aún el pequeño universo en el que deambula. No cuento con ese gesto amistoso de la casualidad.
Prefiero considerar primero un amigo y después, si las circunstancias nos acompañan, un amor.
Le echo una carrera al futuro y me anticipo a él, sabiendo que la utopía es reversible, y en mi mundo tiene un objetivo fijado caprichosamente. Puede que por intuición, por inercia o por convencimiento de que en la capacidad de sorprenderme se sigue llevando el trofeo, de que en persistencia sigue venciendo todo lo efímero, y en profundidad barre todos los tanteos por la cáscara de mi alma.
Tengo agnosia de las ilusiones que rebotaron en hombres-espejo, que las hicieron vagar confusas de uno a otro; mientras una voz telefónica, y sin embargo la única real, me recordaba quién era la chica que empezó a lanzar señales al aire buscando una sintonía, esa sintonía que sólo él ha encontrado hasta ahora.
A él reservo ese rincón de mi alma que conservo sin destruir.

V. Desagües, charcos y demás analogías del olvido
28/11/10
El agua arrastra las últimas brasas de lo que ardió.
De nuevo me descubro distinta, ya sin inquietarme, sino sonriendo con sarcasmo.
Me veo indiferente ante lo que me atravesaba la piel.
Peligroso es cuando los sueños se hacen reales y el tiempo los consume.
Recuerdo de frases lanzadas ahí mismo (bajo un cielo nocturno de septiembre): "Aquí pintaré una cruz para recordar dónde besé por primera vez a la chica de mis sueños". Aunque la hubiera pintado, ahora la habría arrastrado la primera lluvia.
Se hace barro de estas arenas movedizas. Después del espectáculo de cohetes, apago la luz y me tumbo en el suelo a tejer ilusiones con anestesia.

VI. Cómo alguien desaparece dentro de su propio cuerpo
8/12/10
Síntoma principal: la mirada cambia. Los gestos también.
Aparente amnesia. Ideas contrarias a las anteriores.
Supe de alguien que fue devorado por sus fantasmas una y otra vez, siempre volviendo a rendirse a ellos; cada vez de manera más catastrófica.
Los esfuerzos por despegarse de su monstruo, del miedo al abandono, tiritaban cada vez que éste se sentía ofendido.
"Perdona,- decía el monstruo- ¿crees que vas a poder vivir olvidándote de que soy parte de ti? Me opongo a que te arriesgues a seguir sin mi, ¿quién te defenderá?
Todos podrían irse, todos son unos farsantes, todos son prescindibles. Pero yo siempre te he ayudado, te he dicho que corras antes de que te golpeen."
Y así, acababa corriendo, golpeando y despreciando anticipándose; queriendo ser más rápido, disparando antes que tener que evitar la bala.
Por eso desde fuera se ve a un personaje de apariencia calmada, por eso al asomarse por sus ojos durante un tiempo se observa un aire que pasa de soplar fresco a formar un huracán, oscilando como un péndulo, por disonancia cognitiva justificando su movimiento errante.
Su dulzura se ha colado por el ojo del huracán, y mientras se acercaba al caos iba avisando, como dejando un testamento, de cuanto quería decir al mundo antes de desaparecer dentro de sí mismo.
"Aparta antes de que la tempestad te alcance, deja de asomarte a mi interior."
No resulta tan fácil abandonar, cuando mientras lo pide algún reflejo en sus ojos lanza señales de socorro.
Pero de ese brillo no queda nada. Nada se puede salvar de su huracán, pues todo cuanto amaba de él desapareció dentro de su propio cuerpo.
Dejó un epitafio de recuerdos dorados, como el enfermo que exprime sus últimos días lúcidos apostando por lo que más deseó de esta vida.
Ahora ambos somos imágenes borrosas en el recuerdo del otro, y nos miramos con el recelo de los amnésicos, que intuyen sin saber, de quien vuelve a ver lo que daba por muerto.

VII. Por que no se materialicen los sueños
15/12/10
Supongo que estará
mi imagen esculpida
en tus eternidades para el olvido.
Supongo que seré
la diosa de tu mito
para explicar el origen de las desilusiones.
Seré un personaje
de tu vida novelada,
seré un icono de tu jeroglífico.
Supongo que tú
eres mi ave de alas rotas.
La apuesta más racional y
la locura más lúcida.
El golpe mejor amoldado
a los huesos de mi alma.
El más dulce de los tiranos y
el más infantil de los desengañados.
¿Para cuántas personas
a lo largo de nuestra vida
seremos el cofre de sus deseos?
Seremos la imagen de un ideal
seremos el paraíso perdido
seremos todo lo perfecto e irreal
que una mente puede construir.
Pero somos tan humanos,
que todas las luces proyectadas
en nuestros ojos
se perderán en la sombra
que proyecta nuestro cuerpo.

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