domingo, 19 de junio de 2011

Es usted un caso clínico

Dígame, ¿quién es su fantasma? ¿cuál es el monstruo que le acecha o le devora? ¿qué clase de veneno ha tomado para transformar sus sentidos?
No se preocupe, haré un estudio multidimensional de su persona para encontrar la clave de este asunto. No soy de esos teóricos con complejo de antena parabólica: que si recibimos estímulos, los procesamos, emitimos una respuesta y fin del sistema... En todos los campos hay personas que pretenden dar una solución con las menores complicaciones posibles.
Verá, la locura está legítimamente conviviendo con cada persona, en cierta forma es una válvula de escape como el sueño. El problema viene cuando la convivencia se convierte en conquista o en invasión.
Entonces, la mente traspasa sus límites y a través del cuerpo lanza sus señales de aviso, en su lenguaje metafórico que cada uno debe aprender para comunicarse consigo mismo.
Y lo que captamos, los símbolos de esa mente invadida son toda una antología. He visto personas reacias al tacto de los demás, otros que entienden el mundo como una continua amenaza, otros con la vista perfecta que sólo ven borrosas las caras de la gente, personas a las que los conceptos se les cruzan formando frases sin sentido, con fobia a las esculturas de la calle, con obsesión por la belleza hasta el punto de graparse la cara por no tener dinero para un lifting.
Sí, señor, curioso y decadente es este ser humano cuando se le desata un hilo (o no se le ha llegado a atar nunca). Y cuando se mueve en grupo hace más o menos lo mismo, no se crea, la diferencia es que la escala se hace incalculablemente mayor. Si fuésemos conscientes de toda la tiranía que ha exisitido en este mundo, querríamos salir corriendo del planeta pensando con qué clase de tarados compartimos nombre de especie.
Pero no me desviaré del tema. Le decía que estudiaría su caso en profundidad, pero me atrevo a darle ya un indicio por lo que he capatado en usted hasta ahora.
No ha dicho una palabra, ha mirado o el móvil o a la pared, y esa sonrisa sarcástica me dice que tengo razón: apatía social es lo que tiene.
Así que mueva el culo y en vez de tragarse todo el sistema de creencias y estereotipos que le pone en bandeja su entorno cercano o los mass media, salga a la calle, métase en la manifestación y entérese de lo que es capaz de hacer el ser humano, no con todos los hilos de la mente atados, sino apretados por todas las presiones que le han hecho reventar y reinventarse.
Soñar despiertos para vencer el cansancio. Que no le canse vivir, caballero, eso sí es un mal síntoma.

jueves, 9 de junio de 2011

Asociación libre

Allanar paraísos
donde el miedo disfrazado de decepción
pierde la brújula y la cordura.
No digamos que fue un sueño revolucionario,
una utopía extinguida,
un experimento que reitera la idea de que la sociedad no tiene arreglo.
Olvidemos nuestras muertes
 la vida empieza donde la memoria decide.
Maravillas de la semántica: la presencia de la ausencia,
donde no se está
jamás falta la ausencia representando su silencio.
Descafeinado: se dice de aquello que se limita,
que es sin llegar a ser...
vamos, algo que volvería loco a Parménides.
A lo mejor eso de vivir a la deriva,
es una vida descafeinada.
Pensamientos sostenidos por los latidos de las neuronas,
corazones que bombean cada una de las formas
que se tiene de estar vivo.
Curioso mapa es el cerebro.
Sonrío al pensar en todas las neuronas
que disparan sustancias químicas y electricidad como autómatas,
ignorantes de que su función es que yo te reconozca al verte,
ignorantes de que al reconocerte se disparan miles más,
ignorantes de que te amo e ignorantes de lo que significa eso.
Sonrío... qué jodida suerte ser humano.
"Lo bello y lo bestia" inmenso título para una canción, pero
¿Por qué el empeño por encajar
lo hermoso en lo trágico,
en lo oscuramente romántico
o en la decadencia existencialista?
Como armadura contra los posibles golpes
de aprender a caminar por el mundo real.
Reivindico que apostar por los buenos tiempos
no quitan la inspiración (como cuenta la leyenda)
es más bien cambiar de musa
es el despertar donde se trazan
las figuras que soñó la nostalgia
en ese paraíso que acabamos de allanar.