jueves, 15 de diciembre de 2011

Los truenos del olvido

Quiero que el frío me congele las lágrimas y el alma.
Quiero desconectar la neuronas que me hacen reconocerte.
Ya no es la memoria, es el presente que no existe.
No quiero amnesia, sino agnosia selectiva.
Quiero sentir tanta rabia que acabo queriéndote más.
Quiero destruirte con tantas fuerzas que tu boca cada vez es un tesoro más preciado.
Pretendo decirlo todo para quedarme con nada.
Pero libre de tu silencio.
Ese silencio tuyo que está más vivo que tu presencia.
¿Qué escondes, Sísifo, dentro de ti, que no paro de desearlo?
Mi motivo es no-poder-soportar la piedra que empujas
aplastando mi cuerpo.
Esta esfinge va a romper su piedra para que transpiren los enigmas que aún no ha sabido formular.
Cierra los ojos y sube la guardia.
Me toca provocar el huracán.
O desmayarme de sinceridad
para recobrar el conocimiento
en tus brazos
o en el suelo.

sábado, 29 de octubre de 2011

El blues como expresión dionisíaca

La música inspira un sentimiento único a cada persona y en cada momento.
Pero también es cierto que cada estilo, y cada una de sus corrientes, se carcterizan por un matiz expresivo distinto.
Blues en inglés significa melancolía. Y en ella, hay quien se sumerje hasta sus entrañas y saca la fuerza para gritar y bailar, como Albert Collins. Hay quien la contempla y la reproduce con notas leves y tristes, como Skip James o Mississippi John Hurt.
Lo cierto es que los sentimientos, al igual que los deseos, vuelven con más fuerza si son ignorados, no podemos expulsarlos porque forman parte de nosotros mismos. Sólo tienen que pasar, existir en su momento; y en esos momentos de necesidad expresiva, esa fuerte sensación que se revuelve en nosotros sale transformada en música o en cualquier forma de representación posible.
Y entonces llega la descarga, la liberación; el alivio, en parte, tras un momento de intensidad, de un torbellino de pensamientos y emociones que tras bucear en ellos, la supervivencia misma te hace volver a la superficie a tomar aire de nuevo.
Yo tocaría en un blues un inventario de nostalgias, de aquello que pasa de ser una tremenda ausencia a monumentos erigidos en la memoria, para la memoria de todo lo que nos llevó hasta quienes somos ahora.
Foolish things that had a meaning only for us,
Treasures that can't exist again
Y después, posiblemente, abandonarlo ahí y seguir, buscando el mundo en otros escenarios, palabras y texturas. Para esas inmensas sensaciones que rompen la barrera del placer y el dolor vuelvan y nos recuerden (por eso su insistencia en no ser ignoradas) que seguimos vivos.
Es cuando tras salir de los suburbios del hastío, sonríes, aunque el nudo en la garganta siga siendo el blues que nunca has llegado a cantar: El mundo sigue ahí fuera esperando a ser percibido de una forma distinta cada vez, tras el cambio consecuente de merodear por uno mismo.
En cantar a los porpios defectos está un primer paso para reírse a solas, y crecer invisible y silenciosamente.

miércoles, 12 de octubre de 2011

Removiendo posiciones

La teoría de la identidad social defiende la idea de que una persona pertenece a un grupo cuando parte de su yo se corresponde con lo que define al grupo. De ahí se desprende que busquemos motivos para que el grupo con el que nos identificamos destaque positivamente por encima de los demás, y alzar así nuestro ego y nuestra razón. Intentaremos darle un trato de favor al resto de sus miembros para reforzar aquello que todos defienden en común. Cuando el grupo no satisface nuestro sentimiento de pertenencia, lo abandonamos o lo justificamos.
Me pregunto ahora, frente a unas elecciones generales inminentes, cómo han cambiado las posiciones frente a las circunstancias que han hecho explotar la desastrosa legislatura y el descontento general con el sistema político y la economía.
Por una parte, el partido gobernante se desmorona internamente, por un proceso muy básico: su líder ha decepcionado y se ha largado a tumbarse en una hamaca, las decisiones del partido faltan a su denominación de socialista incluso en sus versiones más destiladas. Ahora coloca como candidato a la figura de más peso de su gabinete, pero poco digna de confianza para la población. Cuando un político no parece transparente, su actitud es esquiva o soberbia, no se gana al electorado (aunque también sea demasiado fácil fingir una actitud cercana para ganárselo).
A la gente le ha quedado la sensación de que el gobierno ha estado descontrolado, se ha contradicho a sí mismo, ha tomado decisiones mal y tarde, ha pretendido tranquilizarnos cuando estábamos ya al borde de la psicosis colectiva. Y, sin embargo, cuando pretendemos que nos escuchen de forma pacífica en los espacios públicos (ya que por vía oficial nos es imposible), se reprime o se minimiza. Esto contribuye, además, a que nos sintamos engañados al llamar a nuestro sistema democracia.
Entonces, nos encontramos a militantes, o seguidores desde hace décadas, que siguen defendiendo al partido ya ni siquiera con argumentos, sino con justificaciones o tirando porquería al contrario para parecer "menos malo". Otros, se han desvinculado, avergonzados, enfadados, básicamente porque su partido ya no tiene apenas nada de idea de la que partió. Crisis ideológica similar a la que ha provocado la corrupción y el estaticismo histórico de la Iglesia.
Por otra parte, tenemos al partido de la oposición, seguro de que ganará las elecciones por el descontento de la población hacia el contrario. Curiosamente, no ha hecho público aún su programa electoral. Fríamente, ni le haría falta: la idea del voto perdido hace que al ser la segunda potencia política se convierta en prioridad para el voto. Su reclamo publicitario lo dice todo: "Cambio"
Parece que nos contentaremos con eso, al algo diferente, no mejor, suponemos que no peor.
La alternancia de partidos del sistema canovista acabó hartando a los españoles a principios del siglo XX, sus gobernantes de turnaban el trono mientras ellos votaban para formar parte del teatro.
Hay una gran parte de la gente convencida de votar a la alternativa, otra gran parte dispuesta a no votar o votar por un partido pequeño. Posiblemente, haya una mayoría absoluta aunque quisiera pensar que partidos minoritarios de nuevo tengan representación en el congreso.
La cuestión es que ahora, técnicamente no hay líder, la gente está cabreada y el que llegue posiblemente no sea capaz de solucionar los problemas que en las calles se gritan. Queda mucha tormenta, la identidad social da estabilidad y no hay demasiada en estos tiempos.
Hace falta unidad y consenso hacia una dirección, en la se contengan toda la diversidad de opiniones que engloba la sociedad; en la que, por lo menos la representación sea proporcional y la intervención ciudadana sea directa. Creo que es lo mínimo que podemos para seguir apostando por este país y no tener que abandonarlo, resignados a que no tiene arreglo o que no tenemos nada que intentar.

martes, 27 de septiembre de 2011

Intentando ser más listos que el tiempo

No solamente defiendo que la filosofía es necesaria para reflexionar sobre la psicología.
Es que, en muchas ocasiones, utilizamos la filosofía para comprender o justificar lo que ocurre en nuestra mente.

que son malabares con fuego
que todo depende del caleidoscopio
y la retórica.
En los juegos de palabras todo vale porque nada vale.
Por que son sólo justificaciones, máscaras
de lo que no podemos explicar.
Es lo que nos hace
artistas del trapecio
sobre el mar de palabras:
nuestra munición cuando los hechos nos desarman.
Y cómo nos divierte bailar sobre la ideología
saltar hasta perder el impulso
y sumerjirse de nuevo en sus olas
para sacar una nueva coartada
un escudo en el que reboten mis incoherencias
Basta con decir
que quieres decir otra cosa
que sólo tú puedes llegar a comprender.
Y así, transformado en narración
se puede continuar improvisando.

jueves, 21 de julio de 2011

Preocupaciones del pequeño consumidor



Es curioso ver cómo las sociedades se adaptan a su tiempo y empiezan a preguntarse sobre él de forma institntiva. Durante la historia se han planteado las grandes cuestiones de la existencia y se ha ido acumulando todo ese conocimiento hasta hoy, que el ciudadano occidental común se plantea cosas del tipo "¿Por qué cuando nos llaman al móvil sentimos la necesidad irrefrenable de ponernos a andar de un lado a otro?"
Y es cierto, lo hacemos, nos resulta curioso descubrirlo, pero también parece que algunas grandes cuestiones que más angustiaban se han ido resolviendo con la ciencia y la tecnología, y otras quedan latentes mientras el pequeño consumidor asume su papel e intenta entender la cultura en la que le ha tocado vivir, recurriendo como siempre es necesario, al humor.
(Pensamientos propios de escuchar la radio en un viaje en tren)
.............................................
El existir mientrastanto, el tiempo como puro medio para un fin. Para la llegada, el abrazo, el re-conocerse, la calma, por fin, de alcanzar el deseo y la nueva inquietud de descubrir qué hay tras sus telones.
Entre una vida y otra, tiempo de viaje. Esperar a que la máquina o el sueño te lleven a la otra orilla, donde encontrarse con un pedazo de tus siguientes días, como un preludio de lo que la vida puede llegar a ser.

En el mientrastanto de la vuelta (donde me espera algo nuevo también porque la ciudad no se paralizó sin mi, ni yo sin ella), pienso en los impulsos que se necesitan desde fuera para avanzar, que la eternidad y la soledad absoluta son como el aceite y el agua. Que el buscarnos unos a otros, el buscar a alguien en concreto, es tirarse de cabeza a la eternidad y fusionarse con todo aquello que perdurará más allá de lo que nuestro cuerpo nos deja.



Puede que por eso me parezca una cagada de miedo de la Humanidad querer alargar el tiempo de la vida a costa de la mayor artificialidad posible y en las condiciones que sea, con tal de no dejar de existir y diluírse, como si toda la huella que dejáramos fuesen nuestros cuerpos.
Revolviendo por los recuerdos, realmente nos dejamos pedazos de nosotros mismos por todas partes, aunque sean anónimos (aunque para evitar eso hay quien escribe su nombre por todo árbol o cuarto de baño que encuentra).
Pero volviendo a la espera del viaje, la música, el libro que elegimos como compañero para tantas horas, o pensar mirando por la ventana; además de relleno para ese tiempo inevitable hasta que se consiga el teletransporte, son como un entrenamiento final para llegar al deseado destino o los nuevos besos, como poner las neuronas en forma y despertarse con el punk como sólo un café conseguiría hacerlo.
A todo esto, hablando de eternidad, sin el arte seríamos meros mortales pegados a un cuerpo, pero es seguro que quien haya sentido alguna vez despegarse de él, es ya algo más consciente de su propia eternidad que todos tenemos de alguna humilde y humana forma.

miércoles, 6 de julio de 2011

A un barco de papel

Desquiciada de esta jaula espacio-temporal en la que se está convirtiendo la biblioteca, miro una de esas chorradas que hacen sonreír: un barco de papel, que no me podría llevar más lejos de donde mi imaginación vuela ahora mismo. Pero lo pongo sobre la página de referencias de las citas de los metaestudios del último tema que se me asienta en la cabeza junto con el resto de cachibaches que ya guarda.
Conste, no me quejo de este largo mes de tensión y horarios, es más pensar en el tonto impulso de correr a ningunaparte o de cerrar los ojos y abrirlos el día que un reloj me parezca tan inútil como una cerilla mojada.
A lo mejor esas supuestas limitaciones sobre las que medimos el perímetro de nuestra vida, se desvanecen cuando simplemente, te dan igual, le pierdes el miedo a la posible consecuencia y simplemente, decides que te apetece vivir. Desafío por el que te pueden llamar loco, algo que parece ir en contra de la comodidad moderna, que dicho sea de paso, es una histriónica: si como "civilizados" no le prestamos atención a sus delicias, se nos cabrea por todos los medios sociales posibles.
Y puede que esta reacción eufórica venga, en parte porque pensar en ella me sienta bien (sigo en la biblioteca, pero me he ido a la República de la Abstracción), también por que ver antivida a mi alrededor en sus diversas formas me hace reafirmarme lejos de ella.
Quien antivive, tiene tanta desgana por la vida que ni siquiera se molesta en fastidiarla: simplemente la deja pasar y consumirse. O bien siendo consciente de lo menos posible de lo que le rodea, no se vaya a molestar saturándose de información y cansándose; o bien reduciendo su espacio vital lo máximo posible, existiendo para pocas personas o sólo para sí mismo.
Pero ya, de la palabra a la acción. Nos cachondeamos del tiempo cuando sólo podemos entretenernos mientras pasa, y permite llegar a ese momento que deseamos, por el que se nos vuela la imaginación como un barco de papel por las páginas que tengo delante hasta.........

domingo, 19 de junio de 2011

Es usted un caso clínico

Dígame, ¿quién es su fantasma? ¿cuál es el monstruo que le acecha o le devora? ¿qué clase de veneno ha tomado para transformar sus sentidos?
No se preocupe, haré un estudio multidimensional de su persona para encontrar la clave de este asunto. No soy de esos teóricos con complejo de antena parabólica: que si recibimos estímulos, los procesamos, emitimos una respuesta y fin del sistema... En todos los campos hay personas que pretenden dar una solución con las menores complicaciones posibles.
Verá, la locura está legítimamente conviviendo con cada persona, en cierta forma es una válvula de escape como el sueño. El problema viene cuando la convivencia se convierte en conquista o en invasión.
Entonces, la mente traspasa sus límites y a través del cuerpo lanza sus señales de aviso, en su lenguaje metafórico que cada uno debe aprender para comunicarse consigo mismo.
Y lo que captamos, los símbolos de esa mente invadida son toda una antología. He visto personas reacias al tacto de los demás, otros que entienden el mundo como una continua amenaza, otros con la vista perfecta que sólo ven borrosas las caras de la gente, personas a las que los conceptos se les cruzan formando frases sin sentido, con fobia a las esculturas de la calle, con obsesión por la belleza hasta el punto de graparse la cara por no tener dinero para un lifting.
Sí, señor, curioso y decadente es este ser humano cuando se le desata un hilo (o no se le ha llegado a atar nunca). Y cuando se mueve en grupo hace más o menos lo mismo, no se crea, la diferencia es que la escala se hace incalculablemente mayor. Si fuésemos conscientes de toda la tiranía que ha exisitido en este mundo, querríamos salir corriendo del planeta pensando con qué clase de tarados compartimos nombre de especie.
Pero no me desviaré del tema. Le decía que estudiaría su caso en profundidad, pero me atrevo a darle ya un indicio por lo que he capatado en usted hasta ahora.
No ha dicho una palabra, ha mirado o el móvil o a la pared, y esa sonrisa sarcástica me dice que tengo razón: apatía social es lo que tiene.
Así que mueva el culo y en vez de tragarse todo el sistema de creencias y estereotipos que le pone en bandeja su entorno cercano o los mass media, salga a la calle, métase en la manifestación y entérese de lo que es capaz de hacer el ser humano, no con todos los hilos de la mente atados, sino apretados por todas las presiones que le han hecho reventar y reinventarse.
Soñar despiertos para vencer el cansancio. Que no le canse vivir, caballero, eso sí es un mal síntoma.

jueves, 9 de junio de 2011

Asociación libre

Allanar paraísos
donde el miedo disfrazado de decepción
pierde la brújula y la cordura.
No digamos que fue un sueño revolucionario,
una utopía extinguida,
un experimento que reitera la idea de que la sociedad no tiene arreglo.
Olvidemos nuestras muertes
 la vida empieza donde la memoria decide.
Maravillas de la semántica: la presencia de la ausencia,
donde no se está
jamás falta la ausencia representando su silencio.
Descafeinado: se dice de aquello que se limita,
que es sin llegar a ser...
vamos, algo que volvería loco a Parménides.
A lo mejor eso de vivir a la deriva,
es una vida descafeinada.
Pensamientos sostenidos por los latidos de las neuronas,
corazones que bombean cada una de las formas
que se tiene de estar vivo.
Curioso mapa es el cerebro.
Sonrío al pensar en todas las neuronas
que disparan sustancias químicas y electricidad como autómatas,
ignorantes de que su función es que yo te reconozca al verte,
ignorantes de que al reconocerte se disparan miles más,
ignorantes de que te amo e ignorantes de lo que significa eso.
Sonrío... qué jodida suerte ser humano.
"Lo bello y lo bestia" inmenso título para una canción, pero
¿Por qué el empeño por encajar
lo hermoso en lo trágico,
en lo oscuramente romántico
o en la decadencia existencialista?
Como armadura contra los posibles golpes
de aprender a caminar por el mundo real.
Reivindico que apostar por los buenos tiempos
no quitan la inspiración (como cuenta la leyenda)
es más bien cambiar de musa
es el despertar donde se trazan
las figuras que soñó la nostalgia
en ese paraíso que acabamos de allanar.

sábado, 28 de mayo de 2011

Sueños cruzados

Difícil volver a abrir los ojos mientras se sueña.
Más difícil aún cuando más que soñar se recuerda.
Sueño lúcido que es la metáfora de dormir juntos
la misma noche del mismo mundo
repartirnos los sentidos, los deseos y los entendimientos mudos.
Colarnos como personajes improvisados en nuestras historias
que se enredan como nosotros
que nos reflejan en el fuimos y nos proyectan en el seremos
pero en medio está lo real y es el ser junto a ti
es la vida doblemente vivida
tan poderosa para desatarse de su tiempo y volar al sueño
del que somos creadores
tomando paisajes y amoldando circunstancias
pero tan maravilloso como todo aquello capaz de capturar
en su simplicidad
todo un universo.
Cuando más nítidas y naturales son las ideas es cuando salen en verso
me alegro de que esto parezca un poema.

domingo, 15 de mayo de 2011

Cómo pertenecer al desorden

La náusea, la expulsión de lo tóxico, siempre se asocia al malestar corporal, a la inquietud y la reacción inmediata. ¿Qué nos intoxica de este mundo? ¿Cuántas cosas sólo pueden irse por el desagüe de la Historia?
La sensación que nubla nuestros últimos años como país es la de estafa, del desfase entre la idea de democracia y la realidad de no poder asirse a una representación ciudadana que tiene una solidez fantasmal.
La importancia dada en esta historia a la sociedad, es de tenernos tan poco en consideración, que las palabras que nos llegan son descarados distractores, discursos vacíos de contenido que no hacen más que jugar con retórica más básica.
Entonces, ¿de qué nos está poniendo a prueba esta clase política? ¿Acaso está midiendo hasta dónde está nuestro límite? ¿Somos acaso los españoles sujetos experimentales para ver el umbral de resistencia a la corrupción?
Desde luego, el elitismo que implica cualquier cargo político en ese sistema jodidamente oxidado, es el primer fallo que a los representantes del pueblo. Los cristales oscuros de sus coches de alta gama no les ocultan lo que no qieren ver, la realidad que sería escandalosa para su indiferencia acomodada y egoísta.
Y, pensando en la forma de vida del político actual, me pregunto si no se sienten absurdos cada vez que hablan para no decir nada, para ponerse como diana de un tiroteo de preguntas que no pretenden responder y que esquivarán con la técnica de la demagogia, argumentos tan conocidos que cualquiera puede adivinar antes de que los pronuncien.
Reconocemos las limitaciones de la realidad, también reconocemos la debilidad milenaria de querer acaparar el poder una vez que se alcanza, un espíritu de supervivencia arrogante, se diría. Pero está claro que cada uno defenderá su sitio, que tan sólo por el hecho de existir no puede ser ilegítimo nunca.
La experiencia que este país fue tomando de protesta se ha ido diluyendo con la estabilidad. Parecía llegar una vida fácil que dejara a la siguiente generación en un eterno sueño adolescente.
La cuestión es que la adolescencia y el sueño pasaron, y el despertar implica vernos con la oportunidad de moldear el futuro que aún tenemos por delante.

domingo, 1 de mayo de 2011

Sucede que a veces

El suceso es insignificante pero significativo: una paloma se posa sobre el techo del autobús parado en un semáforo. Se pone en verde, el autobús acelera y la paloma se tambalea antes de salir volando.
Sentí simpatía por el pájaro sin saber por qué, luego, como deporte mental olímpico, le busqué una analogía humana. Nos creemos en un sitio seguro, inmersos en la rutina, hasta que el suelo tiembla, el mundo acelera a un ritmo que no podemos seguir y tropezamos, mirando alrededor con cara de esdrújulos (como la canción).
Entonces nos daremos cuenta de la ingenuidad con que confiábamos en lo estático. Podemos revolcarnos en el fracaso y lamentarnos de nuestra humana imperfección, o reírnos al reconocer el sentido de los fallos como signo de que queda mucho por delante, de que la voluntad es incombustible.
Pisando suelos distintos, mirando con confusión otro escenario, pero volviendo a ser recién nacidos que tienen todo un mundo por descifrar.
Y, curiosamente, después de estos pensamientos, me doy cuenta de que tengo sueño, que después del cansancio que povoca todo hastío, llega la calma de la salida del túnel, el túnel cavado por el peso de la monotonía.
De cuando el desgaste de la ciudad se acaba filtrando por la piel, de cuando el cielo se hace también un techo vital, cárcel o autopista a un paraíso vaporoso.
En esta ciudad hay rincones sagrados como altares a tiempos agotados contra sus paredes, altares a lo vivido que nuestro futuro ego reinventará volviendo a aquella mesa del café, a aquel santuario del papel gastado, a encontrase con otros ojos en la misma puerta, posiblemente a sentarse en el mismo banco de una antigua tarde idílica.  Pero sin embargo, el tono del sol y la densidad del aire serán distintas, la miopía será más rebelde que nunca; pero no importa si dentro de una misma ciudad se pueden reconstruir los escenarios una y otra vez, y no hay fantasmas ni espejismos ni sombras.
A la larga cuentan los fogonazos que se recuerdan de los días deslumbrantes, los de espirales y relojes fugitivos, los de no existe mañana y joder qué raro acordarse de la apatía invandiéndome las neuronas.

sábado, 16 de abril de 2011

Personajes personalizados

Es curioso cómo los seres humanos buscamos los más recóndtios lugares para escondernos de lo que nos asusta.
En habitaciones oscuras, en una planificación milimétrica del tiempo, en narcóticos de todo tipo, en las páginas de un libro o una pantalla donde verse reflejado o transformado en personaje; todo formas de escapismo personal. Todas esas vertientes naciendo de un mismo sentimiento de inseguridad, todos huérfanos de brújula buscando acogida en el próximo tren de existencia colectiva que llegue.
Incluso quien está solo, se siente comprendido sabiendo que hay otros que también lo están.
Quien se encierra en su mundo mental, inevitablemente lo construye con componentes exteriores, se cuela en las páginas de una novela, absorviendo el alma de tinta de su protagonista, mimetizándose con él y siguiendo su historia como trazo de la suya.
Y ahí empieza el sentimiento de soledad comprendida, de un trozo de humanidad pegado a las páginas o a la cámara , de mente a mente, empieza el diálogo del artista que crea con su vida hacia el solitario que crea su vida con el arte. Con el libro que le atravesó el estómago o con la imagen que se hundió en sus ojos.
Y después, el socialmente incomprendido solitario sale al mundo diciendo "Soy...", seguro de sí mismo por fin, cubierto con la capa de la identidad. Y hablan los demás de locura, excentricidad o frikismo.
Es, simplemente, su forma de existir, su forma de buscar-se, pues todos nos buscamos o dejamos que otro busque por nosotros.
Pero hay algo que nuestro personaje personalizado no ha visto aún, y es que la historia de la obra de arte tiene fin, y tras él sólo queda dejar morir esa identidad y pasar a otra etapa, o volver a empezar. Vivir lo que ya se ha vivido resulta muy estúpido si se hace consciente, por eso la forma de no cambiar de piel y seguir reconociéndose en el espejo, es cambiar el espejo.
Cambiar de ciudad, cambiar de gente, cambiar todo lo externo donde reflejarse.
Y así, nuestro personaje sigue dentro de su historia, cómodo y seguro, volviendo a empezar, saboreando cada acción como eterna y épica, pues está escrita por un gran autor, pues ya conoce el final y se conoce muy bien a sí mismo, pues todas las vueltas al mismo círculo le harán pensar que la sensación de mareo es signo de haber vivido intensamente.

domingo, 10 de abril de 2011

Pequeño desastre animal


Qué importan ya esas canciones
The river, Tunnel of love o Disarm
si todas son postales de ilusiones momificadas
si son puñales de plastilina
y plumas agotadas que aterrizaron en charcos
después de encharcarme
las teclas y los ojos.
¿Y vosotros amáis la vida,
que os escondéis de ella
tras contenedores de ficción y verborrea?
Todos
destellos de unos mismos ojos
hijos de la incomprensión y la soledad buscada
girando en torno a la misma hoguera
donde los sueños embelesan en el baile de las llamas
y suben, envejecidos y leves, como humo.
Todos
igual de cobardes que el primero
al que la inocencia esculpió como Fidias
al que ni siquiera se recuerda por sí mismo
sino porque fue en su época
cuando me dedicaba una frase tierna
y la creía.
Entonces, la cuestión no es pensar
que fue el único sincero
es que vivió en mi vida
cuando creía en la sinceridad.
La diosa, la musa, la princesa
abandonan el cuento
de las heroínas de tragicomedia
que salvan niños frustrados de su vacío existencial
y sólo lo consiguen en un efímero momento.
Para después quedar con cara de esperpento
pensando What hell does it means?
y lanzan los guiones a la lluvia
y el futuro no existe y el pasado murió
y si estoy en un puente, siempre un puente
bailaré, correré y me asomaré por los bordes
pero siempre en movimiento
siempre rompiendo fósiles
siempre haciendo malabares
a veces artista del trapecio, otras del hambre
a veces es la rueca del letargo y otras el deshielo
o palabras en el caos o escenarios vacíos
o recuerdo del olvido o nostalgia del futuro
o carnaval del tiempo perdido
o, resumiendo en términos humanos
el pequeño desastre animal

que provocamos por dejar de aburrirnos.

domingo, 3 de abril de 2011

Retrato de un apego ambivalente

¿Cómo explicar esta soledad?
Diría que algo caprichosa, pues se queja en momentos de ánimo subterráneo.
No es una soledad permanente, sólo asoma a fogonazos en los que se proclama como un parásito que ha crecido adosado a mi, que vive de gritarme desde dentro del oído aquello que no parece existir para mi.
El frío la fortalece, el tacto humano la duerme. Entonces, cuando me libra de su presencia, mi soledad sueña con otras soledades dormidas que encuentra a la vuelta de mi sombra, y la comprenden y acompañan como a mi.
Supongo que ya no la aborrezco tanto porque nos parecemos: tenemos el síndrome del medio-existir, que sólo aplacamos saliéndonos de nuestro habitual papel. Ella, del de soledad desolada; yo, del de solitaria con las manos y la sangre heladas.

sábado, 2 de abril de 2011

Descomposición en directo

Estaba en el salón aquella casa en la que me juré no volver a entrar, rodeada de la gente que más quería, hablando con uno de esos amigos que se ahuecan en tu vida con la constancia .
Entonces, al verme sin más conversación que exprimir, fui al cuarto de baño cuando un reflejo esperpéntico en el espejo se topó conmigo: apenas tenía pelo. Podía ver la silueta de mi cabeza a través del que me quedaba, desteñido y frágil. Vi que a mis pies había caído el que me faltaba y lo tiré a la papelera, cuando al volver la mirada al espejo presencié, segundo a segundo, como desde los ojos al resto de la cara me tornaba morado pálido, como mi perplejidad se tornó en un grito desgarrador.
Cuando me llevé las manos al pelo y palpé mi habitual melena, abrí los ojos y escapé de mi fantasma onírico.

viernes, 1 de abril de 2011

Un recuerdo es tan frágil que dura para siempre





Recuerdo. Olvido.
Recuerdo. Olvido.
Al ritmo de la locomotora que nos arrastra por el suelo y por el tiempo
Que no sabe despegarse de sus raíles y lanza sus cenizas al viento.

Nunca, o muy difícilmente, al estar viviendo se es consciente de que este momento puede desaparecer. Ahora, que existe, provoca calambrazos pensar por qué desagüe cósmico se perderá.
Yo, el olvido de quien aún no soy, dejo el testamento del aburrimiento tedioso que ahora mismo tengo, y que claramente por evadirme de este presente improductivo, me pongo a pensar en cuando me relea y me ría de este forma de rellenar el tiempo perdido con palabras.
Y como me ha recordado a Proust, y puedo escribir mi vida cambiando los deseos frustrados por una narración fantástica, ahora estoy en una tarde nublada de Londres paseando por Picadilly Circus escuchando "Cigarrettes and alcohol" de Oasis (Is it not my imagination, or I finally found something worth living for?).
Pero, hay otra manera de difuminar nostalgias: imaginando. Si el presente es frágil como un cristal, que se rompe en cuanto lo atraviesa el tiempo, los pedazos se pueden reconstruir como un mosaico bizantino o fundiéndolos en una masa  uniforme, para sacar de ella una nueva figura.
No me apetece recordar que la memoria sangra.
A los 25 años, el lóbulo frontal terminará de conectarse y la capacidad de fijar recuerdos llega a su punto máximo, y es desde los 15 hasta esa edad la época de la que más recordemos el resto de la vida.
Por eso, prefiero ir quitándome la piel muerta para que no llegue a forjarme otro caparazón de miedos y fracasos, por eso me voy desprendiendo de las partes de mi que acabaron echando raíces en aquella Tierra de las Utopías de la que tanto me alejó ya el tren de los días.
Me quedo, por ahora, con la dulce ignorancia con la que se empieza a recordar: el reconocerse a uno mismo en el espejo y el empezar a hablar. Si no hay un Yo que se reconozca como protagonista, no hay recuerdo; si no sabemos que somos, no sabemos que vivimos más allá de la mímesis que tenemos con el mundo cuando no nos vemos como independientes de él. Y qué neuróticos nos vuelve dar con nuestra identidad de pronto frente a un espejo, como para romper la armonía con el cosmos y empezar a pelearnos con él.
Por que, aquí viene el colofón del trauma, aprendemos a hablar y empezamos a hacerle preguntas a ese mundo que no nos comprende o no nos sabe responder.
Entonces, empezamos a ser los narradores de esta historia personal que recuerdan sus tragedias y sus logros, y encuentran en contar su historia la única forma de salvar los pedazos de tiempo que se escapan ante sus ojos.

sábado, 5 de marzo de 2011

Dolce vita

 
Puede que la cultura italiana haya aprendido de la Grecia clásica mucho más de lo que el tópico suele mostrar.
Empezando a conocer la época dorada del cine italiano, con la Dolce vita de Fellini, parece chocar la aparente frivolidad con el género neorrealista.
Pero, captando el trasfondo, se esconde entre el deslumbrante lujo la inevitable realidad. ¿No es la misma tragicomedia de los teatros griegos, haciendo olvidar al público el sufrimiento a través de sus historias? Aquí, en el teatro, nace la capacidad genuinamente humana de identificarse. Una de las justificaciones de la vida para Schopenhauer: reconocerse en otras personas y aliviar el dolor que en solitario se haría insoportable.
Es un mecanismo muy simple, y se puede superar con un conocimiento relativamente sensible del mundo, pero como humanos no podemos evitar sentirnos mejor reconociendo nuestro dolor en otros. De alguna manera, trasladamos parte de eso peso a quien creemos que lo lleva y la realidad nos parece un poco más justa. Nos sentimos parte de algo, y no desplazados o castigados por las circunstancias que nos hacen sufrir.
El peligro de esto es justificarse, como si el dolor dignificara a toda persona sól por sentirlo.
Resignarse no es más que buscar un motivo para cerrar los ojos y dormirse a la vida.
Mucho más digno es coger ese dolor y transformarlo en un escalón más que subir para construirnos como personas. Aceptémoslo, esa construcción se puede caer en cualquier momento, pero siendo el mundo una percepción, podemos quedarnos tirados en el suelo o aceptar el juego cósmico.
Precisamente, esta actitud es la que subyace a esa idílica Dolce vita. Marcelo es un completo hedonista que procura no ligarse emocionalmente a nadie, más que a sí mismo (para evitar traiciones y desengaños). Pero, como hemos dicho, es inevitable el impulso de reconocerse en otro por no estar completamente aislado en este mundo inmenso. Y ahí es donde, también inevitablemente, sufrimos ante el dolor del otro.
¿No es una mentira creernos inmunes al resto de la Humanidad? Una persona que se desate completamente, ¿no estará toda su vida huyendo, como un fugitivo de la existencia?
Marcelo reduce sus relaciones a un plano físico con las mujeres y a uno intelectual con los hombres. Sin embargo, ve a su padre, y se encuentra con él mismo. Con un yo futuro que está ya desgastado de una vida que no para de moverse en círculos en torno a lo mismo, completamente ciega a aquello que sólo se puede sentir. Y esa ceguera recuerda a la borrachera dionisíaca que, después de un profundo dolor, se agarra a lo superficial y leve. A ese tipo de cosas que, por ser visibles a los ojos se pueden controlar y no doler, no doler como esa profunda oscuridad.
Pocos filósofos italianos se conocen, y sin embargo, parece una cultura que más que filosofar, tiene una filosofía de vida. Son dionisíacos precisamente porque su llamado "neorrealismo" es una frivolidad tremendamente trágica, es la cicatriz a una gran herida cerrada con la embriaguez de los placeres justificados por el dolor, por un jugar al escondite con el drama.
Haciendo uso de la genealogía de la moral, me atrevo a diagnosticar que al igual que los griegos, aceptaron el juego.

La piel de la memoria

La sensación, ese recuerdo inconsciente, devuelve al presente un folio perdido, desde las profundidades del tiempo muerto hasta el aire en el que buceamos ahora.
Todo cuanto recuerdo parece un lapsus, un enorme trance lúcido.
Una música suena, de pronto, extrañamente familiar: ¿es está, la que hace sólo un mes escuchaba todas las noches? También evocaba un recuerdo, una persona que se distancia para que no me duerma, para mantenerme alerta del mundo. Al volver a bucear en esos ojos... sí, confirmaron que no sólo fue una alucinación.
Barcelona: hostilidad. Y me pregunto por qué todo está en color sepia. Allí vivió una niña, que reconocía como "Yo"... hay algún hilo temporal que me sigue uniendo a ella, algunas personas en común, algunos rasgos parecen decir que soy la heredera de aquel principio de vida.
Es una especie de vida pasada que fue consumiéndome con la misma lentitud con la que se regeneraba. ¿Cuántas muertes milimétricas me separan ya de esa niña? ¿Cuántas veces tendremos que re-conocernos en toda una vida?
Vi una silueta caminando a lo lejos que disparó un flash de unos dedos enredándose en el pelo; y miro extrañada, intentando darle coherencia a esa asociación: sí, recuerdo haber deseado traspasar esa piel y haber fracasado en el intento. Ya no lo desearía. Y en medio de esos deseos contrarios, tiempo. Sólo la onda expansiva y debilitadora del tiempo.
Ya no sé si he vivido o he soñado, que más da. Estoy aquí tecleando, y mientras crea soñar, seguiré con vida.
Fly me to the moon
La vida es arte cuando sólo existe el presente. 
Este infinito presente del que nos escapamos continuamente; recordando, planeando, o imaginando escenas a kilómetros de esta habitación donde se revuelven los pensamientos.
El arte es el refugio en el que guardamos nuestra historia y donde nos declaramos testigos de la vida que se nos escapó, que ahora tira bengalas de días que se vuelven niebla y se revuelven hasta que necesitamos sacarlos, dóciles e inmateriales.
Y es cuando podemos verlos desde fuera, ver cómo la precisión matemática vestida de casualidad, fusiona y separa vidas de una manera que fascina y destroza. Esa sensación es la que empieza a remover la niebla hasta filtrarse por la piel.
Y sale una imagen de colores más intensos, con una variada banda sonora, la vemos en una pantalla compartida por infinidad de personajes ajenos a nosotros (los fascinados observadores del mundo) dentro de una trama entre onírica y cruda.
Qué vida tan bien interpretada la que no necesita escaparse de su presente...
Tenía razón Sartre diciendo que a una persona, contando sólo con su cuerpo, su pasado se le escurre entre los dedos.
Y Nietzsche, afirmando la vida tal y como ocurre.
Maslow, hablando de felicidad como esos instantes en los que el tiempo desaparece.
Y Proust en ese Tiempo recobrado, donde la vida puede ser doblemente vivida haciéndola literatura: lo que fue y lo quise que fuera.
Puede que el tiempo sólo sea la cinta donde se graba nuestra tragicomedia.
La memoria la llevamos incrustada en la mirada y los gestos, en los razonamientos y los impulsos.
Rebobinando un poco, veo un accidente, un choque frontal con otros pequeños planetas, y meses de caída con vueltas de campana hasta llegar al mar e inundarme en una dulce calma, sólo flotar y respirar, jugar a cazar el horizonte.
De pintar cruces en el suelo, o ver cómo te sienta la luz del amanecer en la cara cuando aún duermes, o jazz, guitarras y café.
De inaugurar museos por las paredes, o recrear escenas míticas del cine... Todo, todo al alcance de la mano como cuando en los sueños se nos despega el miedo de la piel y cualquier cosa tiene sentido.

viernes, 18 de febrero de 2011

Por no hacerlo peor, provoqué el desastre


La capacidad de amar tuve que matarla para que dejara de gritar de dolor.
Lo hice ridiculizando al romanticismo, besando a ciegas, como burda parodia, hasta que el amor se dejó matar por la vergüenza de su fracaso, por defender utopías.
Se me vino un puñal a la mano y di el primer golpe cuando el alma lloraba por la ausencia de sus ilusiones. Después, me culpaba la voz de mi juez mental (el que todos llevamos dentro sancionándonos) "¿Vas a seguir destruyéndote?", me preguntó cuando volví a coger el puñal. Tenemos muchas voces que arrogantemente ignoramos, y a las que con la distancia del tiempo, les damos la razón, pero sin negar la decisión pasada. Sí, necesitaba destruírme.
En fin, a la tercera puñalada, el amor quedó inconsciente y dejó de sentir; pero ya por inercia y por vicio, porque los puñales se me venían a las manos, seguí perforando la brecha, sorprendiéndome de que ya no gritara de dolor.
Y yo pensando que sólo mataba la imagen de mi Utopía, cuando detrás estaba sosteniéndola el amor, la llevaba como armadura y el amor se quedó desarmado y moribundo.
Era demasiado idealista e ingenuo, podría prescindir de él mi parte de buscadora, desatándose del peso de la soñadora.
Tiré al suelo el último puñal, me dejé caer en el suelo de mi alma, cuando vi que estaba fluyendo un río de agua dulce cerca del escozor de la herida, justo en la frontera con el cariño. El amor agradeció el alivio sin poder ni moverse de cansancio, y tan sólo pudo dejar que el cariño sustituyera sus pasiones a su manera (con su calma). El amor sólo podía sumirse en un profundo sueño y olvidar la rabia de que su Utopía, que fue su segunda piel, escapó como la mariposa que con sólo aletear acaba provocando huracanes.
Por todo esto, soy una consciente amnésica del arte de amar,  un ave fénix que se cortó un ala. Por eso buscaba un compañero de vuelo. Por eso, me siento muy débil aún para decir "te amo". Por eso, sintiendo un profundo cariño y cruzando el puente entre tu mundo y el mío, mi única forma de expresarlo es atravesando mi tiempo de tu mano.

lunes, 24 de enero de 2011

Desenfocarse

El Sol se nos descolgó enlazando un tema con otro, una cerveza con otra, sentados en las escaleras.
Eso era exactamente lo que siempre había imaginado como el paraíso perdido.
¿Perdido o nunca encontrado? La intuición desea mucho antes que nosotros mismos, la seguimos hipnóticamente, se nos escapa por la piel y tira de los huesos; mientras racionalmente empezamos a fabricar motivos convincentes para no parecer estúpidos al dejarnos llevar por esa fuerza ciega (más certera que nuestras construcciones gramaticales de papel, además).
En ese momento, me di cuenta de todo lo que ya no echaba en falta. Recordé el domingo anterior.
Domingo superado sin droga teléfonica contra la nostalgia. Me puse, después de dos años, la camiseta de la fotografía, con la extraña sensación de haber profanado una tumba.
Ya entretengo la inquietud con recursos propios, mi sombra y la voz de mis pensamientos me acompañan, conviviendo con la espesura del tiempo y la suma de los días.
Es cierto, el tiempo nos atraviesa como a los fantasmas que somos dentro de su infinitud. Sin arrancarnos las sucesivas pieles, la pesadez del propio cuerpo no nos dejaría avanzar.
El peligro de deshacerse por dentro es descubrir un día a un desconocido en el espejo, con los mismos rasgos, pero el Yo se desprende por la mirada y la expresión, saludando y advirtiendo que hace mucho que no me fijo en mi propio reflejo.
"Y que una copia, fría y mimética en un cristal tenga que decirme quién soy ahora..."
La premonición de una última despedida, resumida en un latigazo en el estómago de un segundo, se reafirma después de un mes de silencio.
Un silencio que me habla de cómo los hilos que nos conectaban se han ido desgastando con la erosión del tiempo y la dejadez.
Los planes de futuro, las utopías posbiles, se desmoronan con algo tan simple como que el tiempo nos arrastra a todos por igual. Que no es sólo esperar a que lleguen las circunstancias sino contar con que las personas bailamos con ellas.
Por ser humana y no una idea estática, estoy ahora sonriendo con sarcasmo por haber sido sincera y recibir una huida por omisión.
Un ejemplo más de divagar para evadir la cobardía y la parálisis.
Definitivamente, la Humanidad seguirá moviéndose en círculos eternamente hasta el mareo mental y el vómito existencial.
Y, como siempre, ahí se quedan los restos de la fiesta de anoche por recoger, ahí queda el inventario de pruebas de haber vivido lo que la resaca de ilusiones no te deja recordar.

domingo, 16 de enero de 2011

Médicos del alma

El ser humano: cuerpo, mente, espíritu.
Sus formas de existencia: actuar, pensar, sentir.
Una mente que funciona a nivel consciente, preconsciente e inconsciente;
y en tres facetas: Ello, Yo y Superyo.
La mente se relaciona con el exterior en tres dimensiones: simbólica, imaginaria y real.
Esto me hace ver al ser humano como un cristal tallado con decenas de caras, que va girando a lo largo del tiempo, mostrando distintas combinaciones de reflejos de una misma luz. Una luz que surje de lo más profundo de su ser y se mezcla con la del Sol.
Del profundo lago que es la mente, en la superficie flotan sus acciones, las únicas que se dejan ver.
Son el fenómeno, el tapiz que cubre la gran galería, la dura piel que proteje la sustancia intocable, sólo percibible.
La superficie, la cara iluminada del cristal, es fascinante, bella y palpable, pero al comenzar a intuir lo que hay tras ella, ¿cómo quedarse ahí?
Entonces, se empieza a hundir la mano en el agua, a cierta profundidad, donde alcanza un poco de tiempo e ingenio, ahí están las tuercas del pensamiento. Desde ahí lanza sus luces todo lo cognitivo, toda razón e interpretación. Toda analogía con el ordenador como imitación de las funciones del cerebro, todo resultado del circuito complejo que implica relacionarse con el mundo; está ahí, cerca de la superficie, a mano para ser lo más eficiente posible. Cierto, pero no hay duda de que no somos ordenadores.
Hay algo más en lo profundo del lago, algo sumido en la oscuridad, donde a uno mismo le cuesta llegar, pues mucho hay que bucear y aguantar la respiración hasta llegar, y cierta lucidez hace falta para ver algo de él, justo donde la razón se queda tan arriba.
Lanza atrayentes señales en forma de sueños, lapsus, gritos que quieren llegar a la superficie.
La belleza de sus penumbras es tan inexplicable que su único canal es el arte.
Es dolorosa, pues siempre se llega a ella sin aliento.
Es fría, pues sólo se piede llegar a ella en soledad.
Está poblada de los antiguos tesoros que nos llevamos del recuerdo, de los barcos que naufragaron, de las piezas que rompimos (o nos rompieron).
Por supuesto que un modelo animal no a representar una sola imagen de ella.
Por supuesto que un test no va a sacar de allí una sola mota de polvo.
Arte, arte del más humanamente primitivo, es lo común a toda persona para sacar algo de su alma: el lenguaje.
Utilicemos terapia conductual cuando sólo haya un problema de conducta.
Utilicemos técnicas cognitivas cuando se distorsionen los pensamientos.
Utilicemos la medicina cuando el cerebro, como estructura, falle.
Pero cuando algo se desgarra en las entrañas, cuando el alma duele; dejémosla expresarse, hacer arte con sus palabras, sus gritos, su pintura o su música, su teatro, su vuelo lejos de esta realidad.
Nosotros, médicos del alma, debemos saber lo suficiente de la naturaleza humana, como para despegarnos de nuestra voluntad inquieta y caprichosa por unos momentos, en los que nos sentamos a observar, a ser lo que observamos: otros lagos, otros prismas, semejantes a los nuestros, con matices infinitamente distintos; y sacar lo más valioso a la luz, donde esté a la vista, donde deje de doler, donde se puede manejar y aprender de todo aquello que tenemos dentro. Todo potencial de existir está enterrado, esperando su turno para dejarse brillar.
La red de la consciencia
"Lo inconsciente colectivo es todo menos un sistema aislado y personal. Es objetividad, ancha como el mundo y abierta al mundo. Yo soy el objeto de todos los sujetos, en perfecta inversión de mi consciencia habitual, donde soy siempre sujeto que tiene objetos. Allí estoy en la más inmediata e íntima unión con el mundo, unido hasta tal punto que olvido demasiado fácilmente quien soy en realidad. «Perdido en sí mismo» es una frase adecuada para designar ese estado. Pero ese «mismo» es el mundo, o un mundo cuando puede verlo una consciencia. Por eso hay que saber quién se es." C. G. Jung

Volvemos a las palabras, los símbolos y los espejos para buscar la esencia de cada persona.
La expresividad es el movimiento de la esencia dentro del espacio minúsculo de existencia en el que puede jugar.
Por eso, el caos, la contradicción, los extremos, la imperfección y la inutilidad son creaciones humanas.
Porque es su genuina forma de existir, en forma de inmensos bosques en los que no hay dos árboles iguales, y sin embargo, desde fuera, forman una imagen homogénea.
La perfección, el orden, la simetría, están visibles en toda la Naturaleza, en todo lo empírico, en el mismo cuerpo humano se observa.
En cuanto se termina la materia, empieza el desorden y la revolución de polos opuestos; pero no por esa combinación excéntrica cada esencia está aislada del resto.
El alma colectiva se puede sentir, percibir o intuir, se puede hablar de conexión cuando una parte de nuestra esencia la vemos reflejada en otra. Eso pasa en el diálogo, a todos los niveles posibles.
Cualquier forma de arte que nos atrae es precisamente ver un reflejo propio en la imagen de otro.
Esa sensación agradable, la seguridad de no estar aislado, de que los sentimientos y pensamientos no existen sólo dentro de los muros de la propia mente, sino que están suspensos en el aire, que son respirados por muchas vidas más de otros lugares y otros tiempos.
Ese elemento común, puede ser aire, puede ser la energía que provoca la vida, puede volcarse en un papel, trabajar con la tierra o fabricar objetos. Todo, toda acción humana es expresión de su alma.

Réplica al conductismo
Tristemente, la parte de la psicología más utilizada en la cultura occidental es la que basa el comportamiento humano en castigos y recompensas, como si alguien tuviera el derecho de imponer su verdad sobre los demás, utiliza incentivos como cebos en los que picar y con los que llevan a las personas justo a donde quieren. ¿Quiénes recurren a este tipo de psicología? Los que manejan todo lo demás.
Pero no es sólo en cuestión de manipulación mediática, en la que en definitiva viven de eso, y es absorvido por ellos quien no se da cuenta. Mucho peor es que se utilice en educación y en terapia: dos medios en los que las personas son más susceptibles, son niños y enfermos. Castigando a un niño, no se está haciendo más que reprimir lo que es, en vez de enseñarle cómo encontrar la forma de hacer las cosas (no es cuestión imponer, es enseñar a vivir). En enfermos, no es más que maquillar la superficie cambiando hábitos, cuando por dentro el alma se seguirá retorciendo en su dolor.
¿Tanto se ha olvidado que los primeros psicólogos se llamaron "médicos del alma"?
Esto parece más bien el combustible del capitalismo. Se ha desfigurado como se hizo con la idea de Einstein construyendo la bomba atómica. Peligroso, eso de confiar al resto un conocimiento, para que lo malinterpeten y lo tiren por los suelos. No es más que ponerse la venda en los ojos, simplificar al ser humano al nivel de circuitos, sustancias químicas que se mueven según los bombardeos de información precocinada que llega desde fuera, colapsando la identidad y anulando la voluntad. Acaba dando la sensación de ir dejándose llevar hasta verse acorralado en cuatro paredes y con cámaras de seguridad: esa es la clave del buen ciudadano.
Nada sería más justo para cualquier persona que venga al mundo, que darle las herramientas para que ella misma sepa crecer con sus recursos y desde su punto de vista. En una sociedad de personas seguras de sí mismas, con objetivos propios, con conceptos no impuestos, sino aprendidos por ellos mismos, poniéndoles delante las experiencias y que aprendan de ellas... ¿Habría tantos problemas de ansiedad, falta de autoestima, transtornos de personalidad, neurosis?
El "cada vez más fácil" y "cada vez más cómodo" no es más que otra forma de decir: quedaros sentados en el sofá, ya lo arrastraremos a donde convenga.
Ante esto, puede que lo mejor sea ponerse el chubasquero, y buscar cada uno su verdad desde dentro.

martes, 11 de enero de 2011

El alma rompiendo las cadenas

Supongo que se pueden matar fantasmas una mañana y renacer esa misma noche.
Meter un balazo a la hipocresía, largarse con un buen amigo de retiro a un Apocalipsis de guitarra y batería. Y allí mismo, algo pesado y muerto se queda atrás, sólo queda la voz y una luz incansable, limpia.
Mi silencio no se compra con plata barata.
“Veo al fin con claridad lo que fue nuestra única verdad
marioneta sin rechistar, por miedo a decirte nunca mas
pero nada me puede hacer cambiar mi decisión”
(Sober - La nube)

Con esa absurda insistencia por mantener algo que no existió nunca, me das lástima, porque toda tu vida es una absoluta mentira creada por ti.
Nunca has mirado más allá de los límites de tu verdad, eres incapaz de comprender una sola emoción ajena.
No has amado nunca, porque hacer que alguien dependa de ti anulando su voluntad no es más que egoísmo.
Podrías haberte comprado una granja y vivir de los animales en vez de casarte y tener hijos para alimentarte de ellos y aumentar tu artificial ego.
A mi ya me odiarás por ser dueña de mi vida, por escapar de tu chantaje, aunque para ti sea incomprensible que el dinero no me ata, no me esclaviza como a ti. Posiblemente sea demasiado humana para tu encorsetada existencia.
Eres un esclavo de los favores comprados, de la crítica y el insulto, de los aires de superioridad y adicto al parasitismo milenario llamado "familia".
Las personas somos personas, se nos van poniendo etiquetas y al final muchos se acaban etiquetando para sentirse seguros encajados en su rincón de la sociedad.
Por eso digo que no quiero tu dinero putrefacto, no quiero conversaciones forzadas sobre metereología básica, no quiero exigencias que no me pertenecen (pues ya ha pasado demasiado tiempo desde que nací, para que sigas restregándome tu aportación a mi supervivencia).
Nunca quisiste hijos, sino marioretas. Nunca quisiste mujer, sino un robot doméstico.
Todo eso sólo existe en papeles, es un espejismo. En la vida real no tienes nada más que soberbia y berrinches de tirano de pueblo con aires de sindicalista sofisticado.


Qué dulce victoria cogerle el teléfono al miedo y, sólo con la verdad como arma, dejarlo tartamudeando.
Nadie sabe qué verdades ocultan los muros.
Esa casa blanca con vistas a la playa parece el reclamo de una vida idílica.
Una casa, cada habitación, lleva en el aire la esencia de quien la habita.¿Cómo se imagina al dueño de ésta?
Las paredes mohosas y el aire denso son un reflejo de su alma.
Hay personas que van dejando como un gas tóxico que provoca un efecto dementor: absorven la vida de quien tienen cerca, van consumiendo la energía y van debilitando la voluntad.
Todos los recuerdos de esa casa son grises por eso.
Porque un silencio sepulcral rompía en gritos en forma de ladridos.
Porque aún en soledad, siempre se tiene la sensación de que alguien vigila.
Porque todos los objetos parecen negar el derecho a ser tocados, como si hubiera que pagarles una deuda por pisar su territorio.
Porque el tiempo se mide contando cuánto queda para que termine el día, para aguantar un día menos.
Las ventanas, única libertad posible, dan al vértigo de las rocas.
Una niña tira juguetes por la ventana imaginando que caen a otro mundo donde la pesadez no exista, donde todo sea tan increíblemente leve...
Se miraba con envidia a las gaviotas que pasaban volando a ras de la ventana.
Y por si acaso no era suficiente, ese Nerón de pueblo pedía refuerzos a la mínima muestra de sublevación: una familia al completo que provocaba más hostilidad que la de Pascual Duarte, un elenco esperpéntico que sería la delicia de cualquier coleccionista de transtornos emocionales.
Lo que tienen los psicópatas es que siempre actúan de la misma forma, son predecibles.
Se creen sus propias mentiras, siempre se ven inocentes.
Y atrapan personas para guardarlas en su caja de herramientas, de donde no puedan salir por que los necesitan: Síndrome de Estocolmo.
Pudimos escapar a tiempo. Demasiado rápido encontró una nueva víctima.

lunes, 10 de enero de 2011

Ensoñaciones o insomnios

The wonderful thing of love is that, without need, we choose stay with someone.
I'm seventeen. I'm seventeen and i'm in love for first time. I can see a magnetism between us.
I'm twenty. I'm twenty and I have found a flying mate. We have inside us all persons what we were in every moment of our lives.
I'm opening you a piece of my soul. Maybe this is love: open doors.

Una mano resbala por el pelo. Todo es extrañamente familiar y a la vez único.
Sí, la proporción áurea hecha hombre, la escultura griega, ahora mismo me tiene entre sus brazos y duerme como un niño.
Extrañamente, me sorprende escuchar un corazón latir bajo mi mano. ¿No era una ensoñación o un insomnio?
Intenta despertar, pero sólo me coje la mano y dice: "Ariana, vamos", y sigue durmiendo.
¿Quién proteje a quién? ¿Quién buscó a quién? ¿Quién puso las reglas del juego?
Y mirando esos labios, pienso en lo frágil que es el deseo.
Y fue distinto porque pude saborear los minutos en esa tregua después de la explosión en la que el mundo se vuelve tremendamente lento y espeso. Y sintiendo el calor del abrazo veía que un cuerpo sin su contenido es lo menos atractivo para mi. 
My songbird, ¿Has leído La insoportable levedad del ser?
Cuando Tomás explica que su atracción por las mujeres es descubrir la millonésima en la que cada una se diferencia de las demás en su parte más íntima, habla de rasgar el telón y descubrir qué hay detrás.
La pregunta es ¿quiero atravesar el telón?
Encontrar ejemplares maravillosos de un ideal muestra o ver que la aventura está en descubrir las particularidades.
¿Cuántos amores distintos se pueden sentir al mismo tiempo? Quién puede saberlo, pero amor: esa palabra....

Caminando sin paraguas
Eres la lluvia de mi casa sin tejado: por mucho que me mueva, seguirás pegándote a mi piel con cada gota en forma de palabra. Y al darme cuenta me has empapado otra vez de tu melancolía adictiva.
Como si antes hubieras estado observando de lejos hasta decidirte a caer inocentemente, y chocar conmigo.
Será que las gotas susurran que cruzarás el puente esta noche, para salvarme del vacío del nuevo.
I tried to stay away, but you always come back, you never let me go.

¿Dónde fijar el comienzo? Por la primera emboscada de película, cama y mañana adiós; o por días de biblioteca y conversación (de las que construyen puentes entre personas). Puede que ese fuera el comienzo del final en el que culmina la reconstrucción de los pedazos de mi que estaban enterrados.
Forma ensayo-error: intentar una y otra vez si funciona lo que en este momento es posible. ¿Posibilidad de qué? La cuestión es no saberlo.
Las explosiones provocan euforia, muchas en poco tiempo te meten en un bombardeo que acaba saturando. Voy a firmar la paz con el espejismo de transición, con el que empecé los 20 años y me regaló otro de los pequeños amaneceres que forman este despertar. Testamento: música, paseos y una cicatriz recuerdo de una noche de verano.
Como anécdota, contaré que Apolo bajó del Olimpo para llamar una noche, y prácticamente sin palabras hubo un baile y un compás y después una atmósfera mágica de dormir abrazados dos extraños. Y eso me enseña que lo efímero se graba a fuego en la memoria y se pasa como una película de vez en cuando, por entretenimiento, porque se es protagonista de los propios recuerdos y nos regodeamos en esas pequeñas hazañas. En momentos de decadencia, siempre podré pensar que en otro tiempo Apolo bajó y a mi caprichoso deseo esos labios no le supieron a casi nada. Consuelo bajado del desván, archivos de días míticos.
Y en fin, las intuiciones. Esas locas tan sabias avisaron de que ciertos ojos azules reflejan algo así como.... el paraíso perdido y buscado desde siempre. Bueno, la intuición lo sabía, hagámosle caso a la loca. Confieso que mientras ocurrían las historias antes contadas, esos fragmentos de amaneceres, pensaba en esos ojos azules. Como el soldado que en plena guerra piensa en lo que le espera cuando termine. Y la guerra ha terminado.
Se firma la paz con el cosmos en un beso. (Tengo un problema: quiero besarte. Me parece bien. Esto me da miedo. No tiene porqué. ¿Mañana vendrás?. Sí.)

domingo, 9 de enero de 2011

Crónica del año de los amaneceres

Puede que sea el despertar
1. No volver a dar el poder de la destrucción
2. Si se desvanecen los espejismos y caen las cortinas de humo... queda la densidad del vacío

Tengo la sensación de hastío de quien ha perdido una batalla tras otra, y a pesar de haber llegado a ser un buen guerrero, no le quedan fuerzas para continuar.
Hace tiempo que pienso en un retiro emocional, en un electrocardiograma plano. Pero no, mi naturaleza no da tregua. Es un impulso miope porque no ve hacia donde va, pero sin impulsos estaríamos anestesiados. Y tropezar con otro trozo de universo es una mis aficiones.
Ese escepticismo para evitar errores parece cobarde, pero empiezo a cansarme de coleccionar diplomas de
experiencia (gracias por participar, prepárese mejor la próxima vez).  ¿Hasta qué punto vale lo aprendido, si lo que busco es alguien que me sorprenda? Puede que necesitemos ese amnesia para no acabar paralizándonos por miedo a tropezar.
Como otras veces, pasará la apatía, aunque mientras tanto no sea capaz de sentir otra cosa.
Incoherencias, idealismos, caídas, absurdos y revelaciones… de todo eso está hecha la esencia humana. Todo esto para no creer que quiero congelarme sin motivo (como un pez en el hielo), sé que durará hasta que una mirada lo funda… o el calor de una mano quizá. Esos momentos de locura transitoria tan inconscientes (y sabios) son los pequeños saltos de jugar a la rayuela. Tirar la piedra y pasar de casilla.
Si fuera capaz, como Hipatia, de buscar sólo lo que hay más allá de las estrellas… Quedan cadenas por romper todavía, pero quien sabe… abstraerse es una opción, y que los pensamientos sigan volando.


Que me arrastre el viento
No debería quejarme del vértigo, sólo quise ser libre.
Cada vez que te frene la duda, recuerda que al terminar un capítulo de la vida, de alguna manera se muere. Tus piezas se van reconstruyendo formando figuras distintas.
Aunque haya renacido varias veces, me sigue faltando, como a Benedetti, la pieza que llevo años buscando: El que vuela.
A quien viva en otro vuelo kamikaze a descubrir, hacia transformar su parcela de mundo, a hacer suyo el tiempo que le pertenezca.
Un espejo que me recuerde que todas las ideas que vagan por la cabeza no son locuras cuando hay alguien que las comprende.
Que si a veces las palabras se hacen una maraña absurda, se puede hacer poesía con el silencio.
Apocalipsis, las cicatrices me recuerdan alguna ilusión rota por la realidad, algún amor frustrado que se convirtió en jaqueca. De esa antigua piel, sólo quedan los recuerdos de algunos días soleados.
Puede que ahora todo sea más primavera que nunca. Ahora esa Piel de la memoria no me retiene, voy trazando el retrato de quien voy a ser.
Los sueños que ha ido abandonando, me los guardo de combustible para seguir volando.
Por eso, no quiero volver a parar en medio de la lluvia, sin aire y sin rumbo, sin nadie que pudiera tirarme de la mano y sacarme de allí antes de que los pensamientos me ahogaran.
Ya que estoy aquí, puedo cerrar los ojos y que me arrastre el viento.

Llamadnos locos
Otra vez me dicen que no puedo, que es una locura.
¿Cómo van a saberlo, si de otra persona sólo se puede ver la parte de telón que yo quiera abrir?
"Y vuelvo a ser un loco
para sobrevivir a la locura de la vida"
Asumo mi parte de responsabilidad en la estupidez de enamorarme utópicamente, él asumió la su ambigüedad,  por eso debí aprender a caminar por esa alambrada.
Puede que sea un error idealizar,  pero lo maravilloso es descubrir los defectos después, y aceptar el reto de amarlos. De una forma o de otra, saldremos del túnel, a no ser que nos abandonemos a la muerte.

Ya no hay ninguna presión asfixiante en el corazón
Sé volar. Todos podemos aprender a volar.
Para que el vuelo no se quede sólo para nosotros mismos y muera con la vida, sino que rompa sus muros y se expanda a otro ser... "Cuantos más mundos conozcas, más cerca estarás de la verdad"
Y no es invasión, sino contemplación esos otros mundos: existir en su forma más completa, la vitalidad máxima donde se pierde el tiempo, la ubicación y el propio cuerpo: sentirse vivo como parte de lo que los ojos ven y la intuición siente.
Sometimes I ask myself if it's true or a squizophenia begin, so every time I see you I make a wonderful discoverment: you exist and you're behind me.
Otra puta crisis. Puede que la mejor vida posible esté al otro lado de la puerta, pero la inquietud de que no sea así, deja la mano temblando en el pomo.

Hola, mi trozo de Utopía.
Sé que ya te falta el aire y que morirás de frío.
Pero otra vez es agosto... la Utopía no puede ser tal si no tiene su espejo para recordárselo, si le falta su brújula para seguir su camino.
En este baile de ditirambos, ahora llega la melodía de la contradicción: Ahora, soy yo quien te aparta.
No serás nunca un secreto, sino mi gran misterio. Serás ese trozo de alma con una llave de una sola copia.
Es tan valioso como peligroso, por eso me protejo de tu onda expansiva, hipnótica y melancólica.
Para levantar el vuelo, hay que llevar el menor peso posible, y cada vez que despego te dejo en tierra, dejo de sentirte escocer dulcemente. Era tan absurdamente adorable tu dolor...
Por eso, siendo un ave que levanta el vuelo, no necesito ya sobrevivir con Utopías: voy a por mis certezas subjetivas.
Gracias por ser el primero en sentirme existir. Por ser una de esas elecciones insignificantes que marcan el rumbo.
Por mirar dentro de mi alma lo que nadie vio antes, por darle forma y vida, y que dejara de ser una onda sin sintonizar.

sábado, 8 de enero de 2011

Neurosis masiva de nuestro tiempo

I. Pasad, sonámbulos, por este mundo
Que nosotros cogeremos las riendas de la trascendencia
Nos despegaremos de la esclavitud de la palabra
Hablaremos viviendo con los ojos abiertos
Seguid, seguid lapidando
A los que consideráis peligrosos por vuestra propia ignorancia
Os cuento que más allá de vuestra nublada vista
Hay sensaciones, imágenes, olores y texturas
que os tapan vuestras montañas de basura
Almacenadas para aparentar y no ser
Vuestras risas vacías se perderán en el eco
Pero nosotros, de alguna manera seguiremos
Porque aceptamos la mortalidad
Y lo hicimos girar a nuestra manera
Mi parcela del mundo es un gran tapiz de matices
¿La vuestra que será? ¿La caja blindada de un banco?
Que la disfrutéis, pero cabe tan poca vida ahí dentro…

II. Platonismo
Parece que sin darme cuenta, al empezar a buscar verdades fui escalando esa montaña platónica hasta alcanzar un Mundo de las Ideas propio.
Me maravilló la perfección de ese Sol, que me mostró cuando intuía, y quise quedarme allí, no compartir mi tesoro con nadie. Pero debí entender que no era mi mundo, que debía volver y encontrar en la realidad el reflejo de sus maravillas. Así, a tropezones fue bajando, sintiéndome más humana con cada un o de ellos, a la vez que más cerca a la humana imperfección.
La pequeña tortura de no pertenecer a lo ideal termina en no desearla, en valorar los miles de matices del  mundo que el deslumbramiento del Sol no me dejaba ver antes.
"Si un sordo ve a alguien bailar, creerá que es un loco": Hay demasiados con los sentidos tan atrofiados que hacen de la ignorancia su única forma de conocimiento.

III. Eructo mental
 Tengo en mis oídos un combate de boxeo entre villancicos de niños del exorcista, en la calle; y Tom Waits con su voz áspera impregnada en nicotina, en los auriculares.
Entonces mi pequeña rebelión interna hace que suba el volumen al máximo. Si me revientan los tímpanos que sea con blues y no con canciones populares que para mi no significan nada.
Se les ve a todos en su felicidad de plástico, en uniformidad encubierta, aparentan tener, aparentan dirigir sus propias vidas, aparentan evadir la muerte con el espejismo del progreso, aparentan que saber lo útil y lo mejor; y lo ajeno les parece excéntrico, distorsionado, antisocial.
El estar fuera de la caverna, se desprende en la soltura de los gestos, en el enfoque de la mirada  En que las normas implícitas se escurren por el pelo, que pararse a mirar la Luna o bailar por la calle o reírse solo no es proporcional al nivel de locura, sino al de vitalidad. Y sabiendo que la felicidad pueden ser unos minutos de toda una vida, más vale estar alerta por su fuera precisamente éstos.
Los matices no son contradicciones, son amplitud en el ángulo de visión del mundo: ezclo jazz de los años 20 con metal, y no, no soy bipolar.
Prefiero las salas de cine casi vacías con películas de bajo presupuesto, como si fueran un secreto de pocos testigos.
Las historias desordenadas, que tienen la lógica que quien las descubra les da.
Los libros usados. El arte no caduca, queridos consumidores, y si vienen con notas en los bordes, mejor. Ojalá viniera el manuscrito original, aunque fuera la letra indescifrable de Nietzsche, entre tachones y migrañas.
Sentarse en el suelo bebiendo de la botella, mientras mirando las estrellas soltamos nuestros eructos mentales en forma de coloquios sobre lo complicadas que somos las personas.
No hacen falta 2000 euros al mes para que cada día valga la pena que suene el despertador.
No quiero una familia modelo, sólo que me rodeen personas que me hagan cada vez menos incompleta compartiendo su mundo.
Si la sociedad es como una gran serie de televisión con audiencia de masas que nunca termina, este club clandestino tiene teatro improvisado abierto 24 horas (entrada libre).
Y que viva lo alternativo!
IV. Inclasificables
Sin resignarte a que te marquen el rumbo, ¿qué importa cuántas cuerdas haya que cortar?
Se puede soportar perder muchas cosas, excepto la identidad y la libertad de defenderla.
Las miradas de asco ya resultan cómicas, los consejos "por tu bien" se escurren como las gotas de agua en un chubasquero, chistes fáciles y las etiquetas pueden arder en la indiferencia.
Todos nos equivocamos y tenemos algo de razón, pero quien está convencido de tener la razón absoluta, está doblemente equivocado.
Por quien pasan los años y se estanca en una idea que le dieron ya fabricada y empaquetada, dudo que esté descubriendo la vida.
Sinceramente, ya que tenemos que estrellarnos inevitablemente para aprender, prefiero que sea por valentía que por ceguera.
Sin embargo, en sitios "normales" con gente "normal" no te encuentras más que diálogos de sordomudos, donde se acumulan palabras como folios en un archivo olvidado.
Todo cuanto hacemos tiene un sentido, sin ser conscientes de eso y sin disfrutarlo, la vida puede saber a timo.
Puede que no se necesite más que seguir la brújula que llevamos dentro para que, ya que la vida es nuestra, sea únicamente a nuestra manera.

jueves, 6 de enero de 2011

Sobre cargarse los misterios


I. De tierra y agua
El paseo me pilla otra vez pensando en esa nubulosa... "Tú".
Ese tú que no existió nunca, que me hizo un Platón inconsciente de serlo, queriendo tocar una idea.
Pensando(te) en forma de tromba de agua
marcando el cauce
por donde va corriendo el río
más largo cada segundo
más parecido a lo que llaman
vida.
Qué irónico
cuando tienes la sensación de que te haces tierra árida
de que algo se ha secado dentro
aparecen personas en forma de agua
y llenan los huecos entre piedra y piedra
entre hueso y hueso.
Aquí ya siento trocitos de manantial
de océano
de otros ríos a los que considero hermanos
ambiguo Sol
frías estrellas
aves de paso
lava volcánica
y demás genialidades de la naturaleza.
Y después de este recuento,
sé que el "yo" de este momento
no tiene miedo a morir
porque esta viviendo intensamente
su momento.
No será tan idiota como los anteriores,
no se enamorará con el mayor peligro:
la ignorancia.
Prefiere sorbos de certeza
a otra borrachera de falsas expectativas.
Queda ser tierra y agua al mismo tiempo
algo así como barro
fusionarse con algo más.

II. El peso formidable de un poco de locura
Ven y tira los muros más altos
destruye esa azotea
que construí para que no me ahogara la marea
Abre una ventana
para que salga toda esta saturación.
Llega sin mangas y sin ases
tan solo llega.
Sin máscaras, ni juegos, ni planes
siéntate y mira el resto del mundo moverse.
Nada más que un alma buscando su reflejo
un punto en el que no perder el equilibrio
a través del puente
que le llevará a ser quien es.
Compartir la nostalgia por lo que vendrá
sabiendo que todo lo anterior te llevó a este momento.

Abstracción (extracción) de ti, ser sin rostro
ni forma.
Otra vez, esa sensación de estupidez
de echar de menos lo que nunca se ha tenido.
De lo que has hecho infinitos ensayos
pensando cómo sería:
lo más perfecto posible.
Lo mejor es que llega. Y piensas que ya lo has vivido.
Son todas esas vidas posibles con las que se hace el arte.
Se puede hacer de la vida arte
retorciendo los dedos entre una melena.
Es ese tiempo en que se duda
si has estado viviendo o soñando.


III. La racionalidad se evapora
cuando hay un abrazo
que salva del vértigo
del vacío que hay
entre la piel y el mundo.
De todas las personas que eres al mismo tiempo
con que una de ellas no pise suelo firme
las demás la dejan balancearse
en los trapecios que le alcancen.
Su salvación es fabricar sus propias alas
dejar el ibuprofeno
(6 horas sin dolor y vuelta a la realidad).

Me solté de mi debilidad consentida
que avisaba en clave
de ser demasiado pequeña
como para amarla como a un astro
como a la misma vida,
y se fue a lo lejos para mirarla en su totalidad.
Tan indefensa, sólo reclamó un rincón
tranquilo y seguro
un palco de primera
donde no ser una débil debilidad
donde no ser una contradicción.
Por ahora, aún de trapecio en trapecio
ensayo el salto para alzar el vuelo
sólo falta ver al ave cantora
darle nombre e historia
porque sólo sé que está cerca
y vuela como en los sueños.


IV. Nostalgia
La peonza gira y remueve las noches, los cimientos, rasga telones...
hasta que cae derrotada
y se ve en el mismo punto
con la cara pegada al frío suelo.
Nostalgia por su utopía
porque la despegaba de este mundo incontrolable
que a veces se ama y otras se aborrece.
Nostalgia por su realidad onírica
con ensayos infinitos, sin juicio final.
Sólo con el aire que respira se permite ser melancolía,
al que le confía su sin sentido:
amar lo abstracto.
Tiene un niño que no para de jugar al despiste:
el rumor de los silencios,
que vive de las dudas y del tiempo.
Cambia de cara y de cuerpo
pero se delata
cada vez que calla,
y suena tanto a escarcha....

V. Por ir buscando siempre

Cegaos.
La oscuridad es tan cómoda,
da tanto vértigo la claridad
que andar ciego es la más fácil cordura.
Destierro a los dioses de la belleza
porque sólo son el frío mármol
porque mienten con discursos al por mayor.
Jamás tuve armas, sólo escudos.
Olvidé que la Utopía
sólo ama lo invisible.
Olvidé que la Intuición
es la más lúcida de las ciegas,
y que la Verdad siempre espera
detrás del telón
a que sepa volar hasta el palco
donde mejor sepa apreciar su
terrible belleza.
Prometo no olvidar lo esencial
y seguir siempre buscando.



VI. No eres una persona
Eres una metáfora
eres un pájaro, una época, un estilo.
¿Debería llamarte Charles o Arthur?
Eres una fisura en el telón del mundo
la tinta de estos ríos de palabras.
Eres un cálido no-pensar,
un vacío de palabras, dulces mentiras
que se deraman de los labios
y crean mundos invisibles
que esperando atravesarlos algún día
dejan el corazón en los huesos.
No eres una persona
Eres el fantasma que tira pedestales
eres una idea, un oasis, un espejo
¿Vas andando o bailando con el aire?
Eres lo que no se deja de buscar
ni se para de encontar.
La más torpe causalidad
se cuela en el alma
y mata la perfección por sobredosis de realidad.
Corta las cadenas y arranca todas las máscaras
deja en ruinas toda mentira
deja el silencio que sigue a una batalla ganada
deja unos planos en blanco
y un lápiz en la mano.