viernes, 18 de febrero de 2011

Por no hacerlo peor, provoqué el desastre


La capacidad de amar tuve que matarla para que dejara de gritar de dolor.
Lo hice ridiculizando al romanticismo, besando a ciegas, como burda parodia, hasta que el amor se dejó matar por la vergüenza de su fracaso, por defender utopías.
Se me vino un puñal a la mano y di el primer golpe cuando el alma lloraba por la ausencia de sus ilusiones. Después, me culpaba la voz de mi juez mental (el que todos llevamos dentro sancionándonos) "¿Vas a seguir destruyéndote?", me preguntó cuando volví a coger el puñal. Tenemos muchas voces que arrogantemente ignoramos, y a las que con la distancia del tiempo, les damos la razón, pero sin negar la decisión pasada. Sí, necesitaba destruírme.
En fin, a la tercera puñalada, el amor quedó inconsciente y dejó de sentir; pero ya por inercia y por vicio, porque los puñales se me venían a las manos, seguí perforando la brecha, sorprendiéndome de que ya no gritara de dolor.
Y yo pensando que sólo mataba la imagen de mi Utopía, cuando detrás estaba sosteniéndola el amor, la llevaba como armadura y el amor se quedó desarmado y moribundo.
Era demasiado idealista e ingenuo, podría prescindir de él mi parte de buscadora, desatándose del peso de la soñadora.
Tiré al suelo el último puñal, me dejé caer en el suelo de mi alma, cuando vi que estaba fluyendo un río de agua dulce cerca del escozor de la herida, justo en la frontera con el cariño. El amor agradeció el alivio sin poder ni moverse de cansancio, y tan sólo pudo dejar que el cariño sustituyera sus pasiones a su manera (con su calma). El amor sólo podía sumirse en un profundo sueño y olvidar la rabia de que su Utopía, que fue su segunda piel, escapó como la mariposa que con sólo aletear acaba provocando huracanes.
Por todo esto, soy una consciente amnésica del arte de amar,  un ave fénix que se cortó un ala. Por eso buscaba un compañero de vuelo. Por eso, me siento muy débil aún para decir "te amo". Por eso, sintiendo un profundo cariño y cruzando el puente entre tu mundo y el mío, mi única forma de expresarlo es atravesando mi tiempo de tu mano.