domingo, 9 de enero de 2011

Crónica del año de los amaneceres

Puede que sea el despertar
1. No volver a dar el poder de la destrucción
2. Si se desvanecen los espejismos y caen las cortinas de humo... queda la densidad del vacío

Tengo la sensación de hastío de quien ha perdido una batalla tras otra, y a pesar de haber llegado a ser un buen guerrero, no le quedan fuerzas para continuar.
Hace tiempo que pienso en un retiro emocional, en un electrocardiograma plano. Pero no, mi naturaleza no da tregua. Es un impulso miope porque no ve hacia donde va, pero sin impulsos estaríamos anestesiados. Y tropezar con otro trozo de universo es una mis aficiones.
Ese escepticismo para evitar errores parece cobarde, pero empiezo a cansarme de coleccionar diplomas de
experiencia (gracias por participar, prepárese mejor la próxima vez).  ¿Hasta qué punto vale lo aprendido, si lo que busco es alguien que me sorprenda? Puede que necesitemos ese amnesia para no acabar paralizándonos por miedo a tropezar.
Como otras veces, pasará la apatía, aunque mientras tanto no sea capaz de sentir otra cosa.
Incoherencias, idealismos, caídas, absurdos y revelaciones… de todo eso está hecha la esencia humana. Todo esto para no creer que quiero congelarme sin motivo (como un pez en el hielo), sé que durará hasta que una mirada lo funda… o el calor de una mano quizá. Esos momentos de locura transitoria tan inconscientes (y sabios) son los pequeños saltos de jugar a la rayuela. Tirar la piedra y pasar de casilla.
Si fuera capaz, como Hipatia, de buscar sólo lo que hay más allá de las estrellas… Quedan cadenas por romper todavía, pero quien sabe… abstraerse es una opción, y que los pensamientos sigan volando.


Que me arrastre el viento
No debería quejarme del vértigo, sólo quise ser libre.
Cada vez que te frene la duda, recuerda que al terminar un capítulo de la vida, de alguna manera se muere. Tus piezas se van reconstruyendo formando figuras distintas.
Aunque haya renacido varias veces, me sigue faltando, como a Benedetti, la pieza que llevo años buscando: El que vuela.
A quien viva en otro vuelo kamikaze a descubrir, hacia transformar su parcela de mundo, a hacer suyo el tiempo que le pertenezca.
Un espejo que me recuerde que todas las ideas que vagan por la cabeza no son locuras cuando hay alguien que las comprende.
Que si a veces las palabras se hacen una maraña absurda, se puede hacer poesía con el silencio.
Apocalipsis, las cicatrices me recuerdan alguna ilusión rota por la realidad, algún amor frustrado que se convirtió en jaqueca. De esa antigua piel, sólo quedan los recuerdos de algunos días soleados.
Puede que ahora todo sea más primavera que nunca. Ahora esa Piel de la memoria no me retiene, voy trazando el retrato de quien voy a ser.
Los sueños que ha ido abandonando, me los guardo de combustible para seguir volando.
Por eso, no quiero volver a parar en medio de la lluvia, sin aire y sin rumbo, sin nadie que pudiera tirarme de la mano y sacarme de allí antes de que los pensamientos me ahogaran.
Ya que estoy aquí, puedo cerrar los ojos y que me arrastre el viento.

Llamadnos locos
Otra vez me dicen que no puedo, que es una locura.
¿Cómo van a saberlo, si de otra persona sólo se puede ver la parte de telón que yo quiera abrir?
"Y vuelvo a ser un loco
para sobrevivir a la locura de la vida"
Asumo mi parte de responsabilidad en la estupidez de enamorarme utópicamente, él asumió la su ambigüedad,  por eso debí aprender a caminar por esa alambrada.
Puede que sea un error idealizar,  pero lo maravilloso es descubrir los defectos después, y aceptar el reto de amarlos. De una forma o de otra, saldremos del túnel, a no ser que nos abandonemos a la muerte.

Ya no hay ninguna presión asfixiante en el corazón
Sé volar. Todos podemos aprender a volar.
Para que el vuelo no se quede sólo para nosotros mismos y muera con la vida, sino que rompa sus muros y se expanda a otro ser... "Cuantos más mundos conozcas, más cerca estarás de la verdad"
Y no es invasión, sino contemplación esos otros mundos: existir en su forma más completa, la vitalidad máxima donde se pierde el tiempo, la ubicación y el propio cuerpo: sentirse vivo como parte de lo que los ojos ven y la intuición siente.
Sometimes I ask myself if it's true or a squizophenia begin, so every time I see you I make a wonderful discoverment: you exist and you're behind me.
Otra puta crisis. Puede que la mejor vida posible esté al otro lado de la puerta, pero la inquietud de que no sea así, deja la mano temblando en el pomo.

Hola, mi trozo de Utopía.
Sé que ya te falta el aire y que morirás de frío.
Pero otra vez es agosto... la Utopía no puede ser tal si no tiene su espejo para recordárselo, si le falta su brújula para seguir su camino.
En este baile de ditirambos, ahora llega la melodía de la contradicción: Ahora, soy yo quien te aparta.
No serás nunca un secreto, sino mi gran misterio. Serás ese trozo de alma con una llave de una sola copia.
Es tan valioso como peligroso, por eso me protejo de tu onda expansiva, hipnótica y melancólica.
Para levantar el vuelo, hay que llevar el menor peso posible, y cada vez que despego te dejo en tierra, dejo de sentirte escocer dulcemente. Era tan absurdamente adorable tu dolor...
Por eso, siendo un ave que levanta el vuelo, no necesito ya sobrevivir con Utopías: voy a por mis certezas subjetivas.
Gracias por ser el primero en sentirme existir. Por ser una de esas elecciones insignificantes que marcan el rumbo.
Por mirar dentro de mi alma lo que nadie vio antes, por darle forma y vida, y que dejara de ser una onda sin sintonizar.

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