Acabo de inventar el nombre. Es lo bastante importante como para mantenerlo en el anonimato.
Jory es mi hombre perfecto.
Buen amigo, buen amante, bueno en su trabajo. Divertido, inteligente. Pero no era nuestro momento. Seguimos en continuo contacto, como esperando que ese momento esté siempre a la vuelta de la esquina, en la siguiente oportunidad de viajar y vernos.
Yo suelo salir con chicos para llenar mi tiempo.
Él tiene una novia para no aburrirse en su pueblo. Pero sabemos con sólo mirarnos que nuestra noche y nuestros besos son inmortales e inconclusos.
Esperamos una señal, un disparo, para volver a lanzarnos el uno sobre el otro. Porque a pesar de estar siendo unos cabroncetes con segundas personas, entre nosotros somos puro respeto.
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