sábado, 2 de abril de 2011

Descomposición en directo

Estaba en el salón aquella casa en la que me juré no volver a entrar, rodeada de la gente que más quería, hablando con uno de esos amigos que se ahuecan en tu vida con la constancia .
Entonces, al verme sin más conversación que exprimir, fui al cuarto de baño cuando un reflejo esperpéntico en el espejo se topó conmigo: apenas tenía pelo. Podía ver la silueta de mi cabeza a través del que me quedaba, desteñido y frágil. Vi que a mis pies había caído el que me faltaba y lo tiré a la papelera, cuando al volver la mirada al espejo presencié, segundo a segundo, como desde los ojos al resto de la cara me tornaba morado pálido, como mi perplejidad se tornó en un grito desgarrador.
Cuando me llevé las manos al pelo y palpé mi habitual melena, abrí los ojos y escapé de mi fantasma onírico.

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