Estos ejes que forman el andamiaje, que no necesitan justificación, se dan por establecidos porque han quedado en vías muertas del lenguaje y ahora forman parte del andamiaje de preguntas y respuestas que considerábamos verosímiles. Dan pie a nuestras investigaciones, a la búsqueda de la certeza.
Los pilares comunes encontramos entre Wittgenstein y Lewis, llegan aquí: El fundamentismo defiende que determinados enunciados, emitidos en determinadas circunstancias pueden ser completamente ciertos. Cualquier cosa que afirme apelando a la razón, tendrá un grado de certeza igual o inferior al enunciado mismo que trata de justificar. No tiene sentido preguntarse cómo lo sabemos, ni hablar de justificación. No es que estas creencias estén injustificadas, no tienen justificación porque no pueden ir más allá. Al final de la cadena se encontrarían proposiciones que en realidad no son empíricas. Son el lecho sobre el que discurren las demás creencias.
Es curioso como se complementan las metáforas del edificio y de la red. Bien podíamos imaginar una torre (robusta, hecha de proposiciones como “todo ser humano tiene padres”), envuelta en una gran malla de proposiciones conectadas entre sí (llamándola, por ejemplo, sistema de valores o creencias). ¿Qué la certeza está más cerca del fundamentismo y la creencia del coherentismo? Posiblemente, pero como quedarse con una sola afirmación suele ser algo incompleto, más vale enriquecer los saberes con todos los matices que tengan cabida.
Se podría decir que Wittgenstein fuese una inspiración para Lewis, en el sentido de que recoge la gran revisión positivista que éste hizo sobre la epistemología, declarando al lenguaje una herramienta para acceder a la realidad y comprenderla. A Lewis se le puede reconocer también el ejercicio revisionista que hace en el “Conocimiento elusivo” al reconocer la función tanto del escepticismo como del fiabilismo en la materia del conocimiento. El conocimiento es escurridizo, efectivamente, pero por ello el escepticismo que acepta se acepta más al pirrónico que al cartesiano: podemos permitirnos la duda cuando estamos hablando de epistemología; y en el entorno cotidiano nos dejamos llevar por la coherencia y el fiabilismo para poder interactuar con el mundo de manera efectiva. ¿Cómo siendo continuamente epistemólogos, podríamos llevar el día a día? Tal y como dijo Wittgenstein, no se puede dudar de todas nuestras creencias simultáneamente, alguna conexión con la realidad debe quedar, algún conocimiento mínimo para no estar flotando en un limbo existencial.
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