sábado, 15 de febrero de 2014

Tengo un hambre voraz e insaciable.
Cuando me enamore, lo haré encarnizadamente.
Pero ahora, mi fase exploratoria
me guía a labios y cuellos anónimos
representantes de toda la Humanidad.
La energía se me desborda de los dedos
se me va las cuerdas de la guitarra
y a la máxima potencia del boost
se me deriva al riff de Highway to hell
se me vuela la mente
a la camisa abierta de Robert Plant en 1973
a Bob Dylan fumando con descaro en blanco y negro
a los viajes astrales en soledad bajo las sábanas.
Me guardo el decoro
en la falda escocesa del colegio de monjas
y desaguo la decencia por el escote del vestido granate.






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