El
objetivo de este ensayo es plantear una respuesta a la cuestión de cuándo
corrompe el poder. Tomando elementos tema sobre el poder y ejemplificándolos en la obra "Rebelión en la granja"
de G. Orwell, argumentaré una hipótesis que responde a la pregunta inicial: El
poder, cuando corrompe, lo hace progresivamente.
Titulo
este ensayo "El gigante de arena" por las palabras de un personaje
del libro con poco protagonismo pero sabias palabras, Benjamin. Este personaje
se negaba a entusiasmarse con los cambios porque “los burros vivían mucho
tiempo”. La idea subyacente es que el poder no es eterno, y que toda forma de
ejercerlo acaba cayendo (aun siendo sustituida por otra), como un gigante hecho
de arena que puede ser sacudido por un oleaje (una reacción contra él).
1.
“Paso a paso”
Esta expresión asociada
a Maquiavelo muestra la estrategia de adquisición de poder en la que una
persona o una institución van tomando el control en diferentes ámbitos, dentro
de una secuencia temporal. Este proceso está claramente reflejado en la obra de
Orwell, y en el plano histórico, podemos extrapolarlo a muchas revoluciones que
han terminado tergiversadas en dictaduras; en poderes absolutos que han
eclipsado un deseo de libertad a través de justificaciones. En la obra, la
primera “justificación” que encontramos tras la rebelión, es que siendo los
cerdos más inteligentes que los demás animales, éstos deben dedicarse a
proponer resoluciones, y acaban teniendo cada vez más privilegios una vez que
se ha producido la división jerárquica (y justificada) para ejercer el poder.
Poder que primero se limita en que los cerdos propongan ideas y acaba siendo
totalitario. Así, la consecución del poder no es disruptiva para los
subordinados, no se sienten explícitamente amenazados por el poder, y ceden a
ese “apoderamiento”. Las personas no son poderosas por sí mismas, son las
relaciones de poder, consentidas (incluso inconscientemente) por quien acata el
poder.
En el caso de los
cerdos como élite en la granja, vemos como asumen el papel de inculcar a los
demás las ideas del Viejo Mayor y de organizar al grupo tras la rebelión,
produciéndose una profecía autocumplida: si los animales aceptan su
incompetencia frente a los cerdos, acaban aceptando que éstos merezcan ciertos
privilegios, cada vez más. Empezando por que ellos se quedan con las manzanas
“por la felicidad de todos” (un hecho poco significativo) hasta el punto de
cambiar los mandamientos iniciales, limitando los derechos de los animales y
aumentando los suyos: “Todos los animales son iguales, pero algunos más que
otros”. Este absolutismo progresivo del poder se individualiza en la figura de
Napoleón. Cuando aún hay debates para tomar decisiones y se enfrenta a
Snowball, no presenta un plan propio, sino que espera a que su opositor dé un
paso en falso para provocar su expulsión, distorsionar lo sucedido, y afianzar
su liderazgo demonizando a Snowball. Entonces, volvemos al “apoderamiento” y a
la profecía autocumplida: ante esta limitación de los derechos, al estar
trabajando como esclavos pero felices por un gran proyecto que elevaría al
grupo a la gloria y el éxito, el líder debía estar en lo cierto, debía saber
qué era lo mejor y tenía sus vidas en las manos. Porque, eso lo daban por
seguro, por duro que fuese el trabajo nunca podría ser peor que antes (con
Jones). Para mantener este triunfo, debían mostrar respeto al líder, éste
necesitaba lujos para ser “digno” de cara al exterior; y la identificación con el grupo y sus
normas, y la motivación por sus proyectos se tornan una cuestión de
supervivencia por la que anular la voluntad individual.
2.
La fragilidad del poder
Como expresaba el personaje de Benjamin,
“las cosas
nunca fueron, ni podían ser, mucho mejor o peor; el hambre, la opresión y el
desengaño ”. El poder no puede llegar a ser absoluto, por
existir a base de relaciones de poder, ni eterno, por tratarse de relaciones
dinámicas entre un conjunto de personas y unas circunstancias cambiantes.
El poder conlleva la dependencia e influencia mutuas entre quien tiene el poder
y quien lo acata. Sabemos que la legitimidad es necesaria para que haya
autoridad en la fuente de poder, que el líder va a tener una tendencia
dominante para ser capaz de llevar la responsabilidad que el poder conlleva, y
que el estatus va a ser sinónimo de respeto y raramente va a conservarse por la
fuerza. Este es el punto débil del poder. Si es necesario que una fuente de
poder (Napoleón en este caso) haga uso del mismo, es en una situación en la que
los subordinados desobedecen y no siguen las directrices del líder. La
fragilidad del poder es verse obligado a oprimir, imponerse, a limitar la
voluntad de los subordinados, para mantenerse. Pero precisamente esta rigidez
buscada por el poder es lo que más hace reaccionar a quien lo está sufriendo.
La primera carta que puede jugar el
poder, es dar un motivo de pertenencia a quienes estarán bajo él. No es un
fenómeno deliberado, sino que se va haciendo uso de él conforme la persona
poderosa va percibiendo que lo puede ser. En principio, se establecen unos
mandamientos para que haya unos derechos y obligaciones básicos, pero se van
cambiando conforme Napoleón comprueba que puede
hacerlo. Además, para los animales más ignorantes los mandamientos se
simplifican a uno, pero eso da lugar a una ambigüedad en la que todo vale, y
cualquier decisión por parte del poder puede ser aceptada.
El tipo de poder que tiene al principio
Snowball es de referencia (los demás se identifican con él, tienen en cuenta su
opinión y lo respetan) y, en cierta forma, de experto (confían en su criterio,
ya que tiene más conocimientos que otros animales de la granja). Sin embargo,
Napoleón toma el poder a través de un golpe de estado “encubierto”, ya que hace
creer a los demás que Snowball ha huido, y forma entorno a ello toda una
amenaza conspiratoria que utiliza cada vez que hay cierta disidencia dentro de
la granja. Napoleón tiene un tipo de poder coercitivo y de recompensas: los
subordinados dependen de las consecuencias de haberse dejado influir, y una vez
que han cedido, rebelarse puede costarles incluso la vida. Las recompensas son
más un espejismo que una realidad, ya que cuando los animales expresan su
disgusto con frases como “menos cifras y más comida”, o su desesperación
pensando “que existiera un mundo más justo en otra parte”; la élite recurre a
la cortina de humo, a desfiguran el pasado y la vida en el exterior para dar a
entender que están en el mejor mundo posible.
3. La
distorsión
La falta de libertad y el hambre son los factores
que más pueden precipitar una rebelión. Cuando la vida es sólo miseria y
esclavitud, quienes se plantean si ese
es el orden natural de las cosas, piensan cómo debería ser, y cómo sería
posible.
En
el proceso gradual de adquisición de poder, puede que la distorsión de la percepción
(en un sentido más emocional) y de la información (en uno más cognitivo), sea
el elemento que más pesa .
¿Cómo si no iba a permitir un grupo que sus deseos de prosperidad deriven de
nuevo en miseria? Cuando los individuos están identificados con las ideas que
el grupo defiende, y hay acontecimientos trascendentales que los unen (como la
expulsión de Jones o la batalla del establo), surge la categorización grupal y
la comparación con un exogrupo. Por eso, tener una imagen negativa del exterior
aumenta el autoconcepto del grupo, aunque esa imagen sea falsa y la aversión
hacia el exogrupo también (negociando con él por intereses por encima de los
principios ideológicos). Napoleón primero demoniza al enemigo (las granjas
vecinas dirigidas por humanos), luego explica un buen motivo por el que unirse
a uno de ellos en contra del otro, jugando continuamente con la idea de la
lealtad y la demostración de la propia fortaleza.
El añadir excepciones a los mandamientos también es
una forma de distorsión sutil para ganar poder. Borrarlos directamente sería
demasiado evidente, provocaría una reacción contundente por parte de los demás,
Y aun así, si alguien advierte ese ligero cambio, el portavoz del poder les
convencerá de que eso fue así siempre, de que nada ha cambiado y es mejor que
antes. Consigue el silencio, la adhesión y la estabilidad del grupo;
modificando la historia y la memoria histórica.
Y así, los animales olvidan el origen de la rebelión como precio por la
supervivencia.
Conclusión
Para concluir, como muestra el estudio de Fast
(2009), el poder asociado con la incompetencia puede aumentar la agresividad; y
con ello retomo una idea expuesta antes: quien realmente tiene un poder estable
y legítimo, no tiene porqué ejercerlo. Evidentemente, las condiciones en que un
poder puede conservarse así de “sano” es repartiéndolo entre varias personas u
organismos de poder, una separación de poderes como alternativo al absolutismo
(recordando a Montesquieu).
Lo cierto es que ni siquiera una democracia con
reparto del poder entre sus miembros, con un líder elegido por consenso, se
libra de la coerción, del manejo de intereses personales a través del poder, en
una versión mucho más sutil en un mundo inundado por la información y sus
múltiples filos.
Cuando el mecanismo de tomar el poder por la fuerza
(golpes de estado, invasiones, guerras) no resulta válido, se han acabado
ideando otras formas menos invasivas. En la analogía de la historia de Orwell
con el régimen comunista de la Unión soviética, fue una dictadura del
proletariado que se quedó en dictadura, y la propaganda política y el filtro
respecto al exterior jugaron un papel importante. En nuestros días, las
personas más poderosas parecen ser las que manejan las grandes empresas, que
todos conocemos, que crean incluso una especie de identidad y estatus, y en las
que podemos percibir, un mismo concepto de poder, envuelto en los mismos mecanismos
psicológicos, pero en una apariencia totalmente distinta según en momento y el
lugar en que surja.
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